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En diciembre, la industria mantuvo apagada casi la mitad de sus maquinarias

Casi la mitad de las maquinarias industriales se mantuvieron en desuso durante diciembre. La Utilización de la Capacidad Instalada en la Industria (UCII) fue de 56,6%, lo que implicó una caída interanual de 7,4 puntos. Fue el peor mes de Cambiemos en lo productivo y el peor diciembre desde que el Indec publica datos, es decir desde el 2002. La automotriz mantuvo al 74,4% de sus líneas completamente desactivadas. La textil usó sólo el 32,3% y tuvo así una caída de 23,4 puntos.



 

Por el lado de la demanda, la caída del consumo interno siguió golpeando, e incluso se intensificó y fue la principal explicación del desplome de los indicadores de la automotriz y de la textil y de la contracción de las alimenticias, entre otras. La propia recesión fabril golpeó a otras como la siderurgia, que llevó a las metálicas básicas a una caída interanual de 4 puntos de su uso de la capacidad instalada hasta una de 69,4%. También tiró para abajo a la química, que se contrajo 2,5 puntos en la comparación interanual.

 

 

Para colmo, el ajuste fiscal desactivó al componente de la demanda que había traccionado durante el cierre del 2017: la construcción. La fortísima caída de 20,5% en ese sector, que es a la vez un gran demandante de distintos productos fabriles, fue la causa principal de la mayor cantidad de maquinarias apagadas en rubros como los minerales no metálicos, que sufrieron un desplome extraordinario de 15,2 puntos (desde el 76,7% que utilizó en aquel diciembre de 2017 en el que la construcción tironeaba, hasta el 61,5% del deprimido diciembre pasado). También golpeó a la metalmecánica, que contrajo en 12,8 puntos su uso de capacidad instalada.

 


Los datos del desplome productivo se suceden a la par de ciertos tímidos festejos que genera la caída relativa de la tasa de interés, que aun así sigue generando un acceso prohibitivo al crédito productivo, con una tasa de 51,85% para los adelantos en cuenta corriente. Hoy la prioridad del Gobierno, reconocen en los despachos oficiales, es estabilizar y por eso las tasas y el gasto le ponen más hielo a la economía.

 

La pregunta entre analistas es hasta qué punto podrán seguir achicándose las fábricas sin verse obligadas a cerrar. El director ejecutivo de Faima, Leandro Mora Alfonsín, sostuvo ayer: "Este nivel de uso de la capacidad instalada es más que crítico ya, de cierre de empresas". En diciembre crecieron las paradas programadas, en parte por el escaso nivel de actividad.

 

Hacia adelante la perspectiva tampoco es muy positiva. Según el economista del IET, Mariano de Miguel, "durante este primer trimestre la dinámica no va a cambiar porque ninguna de las palancas de la economía, desde la oferta o la demanda, permiten avizorar un repunte".

 

Y agregó: "Y hacia adelante, desde el segundo trimestre el escenario optimista es uno de estabilidad cambiaria y recesión, porque no hay ninguna palanca que tironee lo suficiente ya que se espera que lideren las exportaciones pero, teniendo en cuenta que tienen un peso menor dentro de la demanda, deberían volar y nada en el escenario externo permite prever algo así. Y el escenario pesimista es uno de inestabilidad y que sigan cayendo el poder adquisitivo y la inversión".

 

El dato de la UCII es clave para comprender el derrotero de la inversión, que durante el 2018 cayó con fuerza y para la que en 2019 el Gobierno prevé en un negativo de 10,5%. La lectura es clara: difícilmente llegue una lluvia de inversiones si de las maquinarias ya existentes sólo se está usando la mitad.

 

El economista Mariano Kestelboim sostuvo: "El dato de ayer es resultado de la lógica financiera sobre la productiva. La política económica acumula tres años de estímulo del primero sobre el segundo".

 

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