La vecindad de Paraná se reunirá el Día de la Soberanía para hablar de los saberes. Nunca mejor aprovechado un aniversario. La cita es a las 19.30 del miércoles 20 de noviembre en la Escuela Normal (Urquiza y Corrientes).
Se trata de una charla en homenaje al filósofo argentino Enrique Dussel Ambrosini, cuando se cumple un año de su muerte, y con la palabra de investigadores de renombre integrantes de la Asociación de Filosofía de la Liberación, organización fundada por Dussel.
Los profesores Nélida Zubillaga y Marcelo Perini, dos de los organizadores del encuentro, explicaron las razones de este reconocimiento. Y hablaron de “la necesidad imperiosa no sólo de explorar en la filosofía latinoamericana, sino de generar espacios de reflexión y producción de conocimiento sobre la rica tradición filosófica que poseemos tanto en Latinoamérica como en la Argentina. Como parte de ello consideramos que el filósofo argentino Enrique Dussel ha realizado un aporte fundamental a esta tarea de pensarnos y revalorizar lo propio”.
“El pensamiento de Dussel es uno de los más abarcativos, extensos, pormenorizados y potentes de dicha corriente filosófica, y se traduce en numerosas obras que son retomadas y trabajadas a lo largo de toda Latinoamérica y el mundo, traducidas a numerosos idiomas”.
La jornada de pensamiento es convocada por el Departamento Interculturalidad y Pueblos Originarios, de la Secretaría de Integración y Cooperación de la UADER, y el Grupo de Estudios Abya Yala de la carrera de Filosofía de la Facultad de Humanidades, Artes y Ciencias Sociales (UADER).
Hablarán Diego Enría, José Luis Sabellotti y Federico Roda, de la Comunidad de Estudios de Filosofía y Liberación -CEFyL- con la coordinación de Zubillaga y Perini.
Racismo y clase
Enrique Dussel ayuda a mirar la historia desde otras ópticas. Veamos cómo encara la cuestión colonial en una charla espontánea, en la que explica la continuidad colonial por otras vías, incluso en las aulas. (Lo que sigue es de Dussel) “El tema de la descolonización se origina históricamente no hace mucho, y sobre todo entre intelectuales del Caribe. Porque en América Latina, diría yo, hispana, continental, y también lusitana como Brasil, teníamos claridad sobre que nos habíamos emancipado de España; el Caribe en cambio va a seguir siendo colonia. Sabemos que Cuba va a emanciparse de España recién al fin del siglo XIX en 1898. En pleno siglo XX hubo todavía colonias en el Caribe”.
“Entonces el tema de la colonización siguió siendo muy presente. Ligado al tema del esclavismo. De tal manera que la emancipación como lucha contra el esclavismo se ligó al tema de la emancipación nacional de algunas de las islas del Caribe, de ahí que ellos siguieron elaborando una visión, de izquierda pero que no era tan clasista, en el sentido de lucha de clases, sino que descubrieron el sentido racial de la dominación en el Caribe, y la lucha todavía del colonialismo. Puerto Rico todavía sigue siendo un estado en estado secundario, una semi colonia interna de Estados Unidos”.
“Entonces los caribeños plantearon el tema de la descolonización, desde donde Aníbal Quijano, que en Bighamton estaba en relación con (Immanuel) Wallerstein… descubrió el tema del racismo, como el tema de clasificación social más fuerte aún que la clase, como lo habíamos pensado en el marxismo tradicional. De tal manera que el tema del racismo, y el tema de liberarse todavía de los imperios (no fueron España y Portugal solos, sino Francia, Inglaterra y sobre todo Estados Unidos y en el Caribe)… hizo entrar en conciencia de que sí, nos habíamos emancipado de España al comienzo del siglo XIX, la mayoría de América Latina, pero inmediatamente caímos en un neocolonialismo… Miren en el tema de la deuda externa, por ejemplo: no bien terminada la emancipación, 1822, el gobierno de Rivadavia en la Argentina toma un empréstito del capital financiero inglés, y cubrir ese empréstito, esa deuda externa, le lleva casi todo el siglo XIX. Porque de inmediato, el Plata, que era colonia española, pasó prácticamente a ser una neocolonia inglesa. Lo mismo acontecía con Brasil, y el Caribe seguía dependiendo del mundo anglosajón, y sobre todo norteamericano, que reemplazó a España”.
Colonialismo interno
Y sigue Dussel en una charla espontánea: “El tema de la colonialidad había pasado un tanto desapercibido, pero se cobró mucha más conciencia hace pocos decenios; entonces se empezó a dar cuenta de que no era solamente una neo colonia política, también dependíamos militarmente, porque nuestras decisiones se lograban más en el departamento de estado que en el ministerio de defensa, y la dependencia económica, la dependencia militar, la dependencia política”.
“Un tema fundamental y epistemológico, porque seguimos siendo eurocéntricos, aún en las universidades y en la concepción teórica de la historia, de la sociología, de todas las ciencias, sean estas ciencias físicas naturales o humanísticas, Europa sigue siendo el centro; somos en las universidades una élite eurocéntrica, que piensa a América Latina desde Europa. Por eso, entonces, era necesario cambiar el lugar de enunciación, en latín locus enunciationis; desde dónde yo hablo; hablo desde Berlín, desde París, desde New York, o hablo desde México, Sao Pablo, Buenos Aires; dónde me sitúo. Y aún en nuestros países, como decía Pablo González Casanova, había un colonialismo interno. Como también lo decía (Rodolfo) Stavenhagen, y entonces, éramos dominados por una élite eurocéntrica que nos entendía desde las categorías y las ciencias sociales y físico naturales europeas, norteamericanas, siempre vistos como objeto pero nunca sujeto de creación. Entonces la ruptura se produce aproximadamente hace dos decenios, no mucho más, que empezó la crítica a la dependencia en la teoría de la dependencia, y poco a poco fuimos ya encontrando un lugar de enunciación, un lenguaje distinto, y categorías de interpretación”.
Fuera de la historia
“Va surgiendo en América Latina una nueva interpretación de la realidad, descolonizada, en el sentido: pensamos desde nosotros mismos lo que ha acontecido con nuestro continente desde la invasión, es decir, desde 1492. Y el genocidio que se produjo con nuestros pueblos originarios, a quienes hemos ignorado y están como fuera de la historia. Es toda una revolución teórica, práctica y política, porque, ahora sí, hay que empezar a afirmar la soberanía popular, porque el sujeto del poder es el pueblo y no el estado, y menos un estado dependiente y corrupto, por las potencias extranjeras”.
“Descolonización epistemológica significa empezar a pensar con nuestra propia cabeza, de mexicano, de latinoamericano, de caribeño, desde los pueblos originarios indígenas, desde los esclavos, y desde el pueblo. Y desde ahí reconstruir las ciencias y la interpretación, sobre nosotros mismos, y esto es el supuesto del ejercicio del poder porque, según nos interpretemos, podremos entonces vincularnos a las potencias, como europea, norteamericana, y ahora chinas, hindúes, árabes, bantúes, africanas, que son los grandes polos culturales del mundo presente”.
El vivir bien
Dice Enrique Dussel: “La primera tarea del filósofo es destruir las filosofías preexistentes, para poder quedar en el silencio; silencio que le permitirá estar en condiciones de escuchar la voz del Otro que irrumpe desde la exterioridad. El filósofo, en América Latina, debe comenzar por ser discípulo del pueblo oprimido latinoamericano. En la medida en que se compromete, aprenderá a pensar verdaderamente. Si el filósofo comprometido es perseguido, sólo entonces sabe lo que es la persecución; toma conciencia del sentido de la persecución en la lógica de la alteridad. Si no es perseguido no puede pensar este tema nunca”.
En otra conferencia sobre el vivir bien y el buen convivir, Dussel expone una de las salidas posibles: el comunitarismo. Explica la destrucción que lleva implícito el sistema moderno y reflexiona: “la vida buena de nuestros pueblos originarios se nos vuelve ejemplar. Es una vida simple, tiene contacto natural y tecnologías que se adaptan a la realidad. Si un terreno no da cosechas, se espera a que recupere el nitrógeno, no se le colocan fertilizantes en gran cantidad, porque rompen el ciclo natural de producción agrícola. La vida buena tiene un consumo más limitado.
La sociedad moderna consume al infinito, destruye la naturaleza en función del capital, que debe producir más barato con más tecnología en plazo breve porque no puede resistir la competencia mucho tiempo.
Si la tecnología es antiecológica, la modernidad lo lamenta por la ecología, pero no se priva de usarla porque así lo exige la lógica capitalista. Así se quema petróleo, a pesar de su gran valor con otros fines”.
Luego señala: “Es necesario cambiar el proyecto de vida moderno, con sacrificios tremendos para la humanidad. Hay que pensar en otra civilización, no capitalista ni socialista. El socialismo real era también un proyecto moderno, que despreció la naturaleza. Era un proyecto contra el capitalismo, pero moderno. Hay que pensar en un comunitarismo ecológico futuro, que supone otros modos de comer, de vestir y de organizar la vida”.
Los Conquistadores
Este 20 de Noviembre, Día de la Soberanía en homenaje a la resistencia argentina a una invasión anglofrancesa, Paraná conversará sobre la soberanía en el pensamiento, contra la colonialidad que se impone por muchos flancos.
Los mismos grupos organizadores, nucleados en la UADER, realizaron días atrás reuniones en esa línea sobre Rodolfo Kusch. Se trata de organizaciones que reivindican el nombre Abya yala de nuestro continente, o aglutinadas en torno de la voz charrúa Onkaiujmar, madre tierra.
Soberanía en relación con la biodiversidad, con los pueblos, con la historia, con las artes y los saberes, además del territorio; soberanía en conciencia de que nuestros medios masivos, como las aulas y las corporaciones, han seguido una cadena reaccionaria colonial eurocentrada y estamos asistiendo a un proceso que intenta revertir esa estructura. Mientras, en ámbitos políticos se potencia una historia oficial que naturaliza el supremacismo y el racismo. Paradojas del siglo XXI.
Dussel afirma que en nuestro continente se inauguró un nuevo tipo de razonamiento basado en el “ego conquiro (yo conquisto)”. Leemos: “una vez reconocidos los territorios, geográficamente, se pasaba al control de los cuerpos, de las personas: era necesario ‘pacificarlas’ –se decía en la época-. El que establece sobre otros pueblos la dominación del mundo español (posteriormente del europeo en general) es un militar, un guerrero. El ‘Conquistador’ es el primer hombre moderno activo, práctico, que impone su ‘individualidad’ violenta a otras personas”. Eso dice Dussel. Como puede apreciarse de ésta y otras lecturas, lo peor de la era moderna comienza con los conquistadores.
Valen sus palabras para temas actuales, incluso para historias regionales como el debate necesario y demorado sobre el nombre de una población de Entre Ríos. “La ‘Conquista’ –expresa Dussel- es un proceso militar, práctico, violento que incluye dialécticamente al Otro como ‘lo mismo’. El Otro, en su distinción, es negado como Otro y es obligado, subsumido, alienado a incorporarse a la Totalidad dominadora como cosa, como instrumento, como oprimido, como ‘encomendado’, como ‘asalariado’ (en las futuras haciendas), o como africano esclavo”.
Numerosos estudiosos de la región han abrevado en obras de Dussel. No es difícil revisar la historia reciente y re interpretar la realidad actual bajo ese faro. El Día de la Soberanía es la mejor fecha para conversar sobre este estudioso argentino mexicano nacido en Mendoza que el 24 de diciembre cumpliría 90 años. Murió el 5 de noviembre de 2023 en México. Sus aportes, como los de tantos, quedan por ahora a la espera de nuevas lecturas, mientras el nombre “Los Conquistadores”, con todo lo que eso significa, continúa sin sentirse interpelado.
Fuente: Uno, Tirso Fiorotto.