El Centro Empresario de Transporte Automotor de Cargas de Concordia (CETACC), entidad socia del Centro de Comercio, Industria y Servicios de Concordia, advierte a la sociedad acerca de la crisis terminal por la que están pasando y las graves consecuencias que se avecinan con la posible desaparición del sector.
Carta abierta de la Cámara de Transportistas de Concordia a la comunidad
El servicio de transporte y fletes de la ciudad de Concordia atraviesa una grave crisis que podría desembocar en una parálisis total de la actividad, crisis que se ha visto agravada luego de la cuarentena obligatoria dispuesta por el gobierno nacional.
Son varios los indicadores que permiten concluir que no resulta rentable seguir ofreciendo este servicio en la ciudad. Gravitan la falta de colaboración de los gobiernos de turno y las diferencias en las tarifas de los principales prestadores del servicio de cargas de la ciudad.
Para entender el sistema de trabajo del sector, hay que diferenciar los costos y los ingresos atribuidos al servicio. Una cosa es un flete de ida y otro un retorno. Actualmente, grandes empresas foráneas llegan con cargas a nuestra ciudad y la región, ofreciendo servicios de "retorno" a sus regiones de origen quitando estas cargas a las empresas locales, con valores muy por debajo de los costos. Es muy parecida a la situación del comerciante local que hoy tiene que abrir sus puertas, pagar impuestos, empleados y competir contra grandes empresas o las famosas ventas online.
Esta situación se escapa de los marcos legales y coyunturales, pero si nuestra región no crece con servicios propios, en manos de empresas locales con una visión de crecimiento en y para la ciudad, lo único que vamos a lograr es que crezca la desigualdad y se acentúe aún más la pobreza que lamentablemente sufrimos.
Varios de los problemas que demuestran la complejidad en el servicio de logística son y serán sus insumos y/o recursos. Por ejemplo, actualmente es imposible conseguir neumáticos a un precio lógico, motivado muchas veces por las restricciones al dólar que afectan a la importación de los mismos o de los insumos para su construcción en nuestro país y otras veces a cuestiones meramente especulativas y que tanto daño hacen. Lo mismo para los repuestos, en su gran mayoría de origen extranjero y valor en moneda internacional.
Las constantes subas de combustibles son imposibles de trasladar a los precios, lo cual no sólo origina una gran pérdida de rentabilidad sino que descapitaliza enormemente al sector.
También es muy difícil conseguir recursos humanos debidamente capacitados: la incorporación de nuevos empleados se hace muy difícil y costoso.
Hasta hace un tiempo, los altos valores de capital invertidos se podían recuperar en un lapso lógico de trabajo sustentable y digno, mientras hoy el solo hecho de sobrevivir y poder pagar los impuestos al día es el logro que mantiene la motivación de las pocas familias que seguimos en el sector.
En este contexto, queda claro que necesitamos, de manera urgente, aumentar nuestros precios por km para poder seguir brindado el servicio y mejorando la calidad de vida del personal encargado de realizarlo.
Porque no debe olvidarse que at
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