La situación de los agricultores y ganaderos argentinos es sumamente preocupante, y lamentablemente, todo indica que empeorará debido a la falta de comprensión y sensibilidad por parte del gobierno nacional, según afirmó Bahillo.
Desde las primeras medidas implementadas en diciembre de 2023 hasta la actualidad, el sector primario ha experimentado un deterioro notable. La devaluación del 120% ha generado un aumento directo en los costos de los insumos principales. Además, el precio del gasoil ha subido un 340% en el último año, lo que ha impactado negativamente en la rentabilidad. Por otro lado, los costos de servicios y fletes han aumentado considerablemente, superando ampliamente la subida de los precios de los granos y las carnes, lo que se traduce en un incremento de costos del 120% al 360% durante esta gestión.
La discrepancia entre los costos en ascenso y los ingresos que percibe el productor por su esfuerzo y capital invertido es evidente. La política actual ha generado un perjuicio claro en la economía de las empresas y las familias productoras.
Por otro lado, en cuanto a los aumentos interanuales en los precios de los principales productos agrícolas y ganaderos, se registraron incrementos significativos, como el 44% en la soja, 61% en el trigo, 80% en el maíz y 115% en la carne vacuna.
Es notorio que, si los costos superan a los ingresos, la viabilidad económica se ve comprometida. Esta simple premisa se manifiesta de manera contundente en el sector agrícola y ganadero, donde la rentabilidad se ve cada vez más diezmada.
La disminución de las reservas de humedad en las últimas semanas en la zona productiva, sumada a la perspectiva de una sequía prolongada, afectará los rendimientos y la producción forrajera, profundizando la crisis.
Los productores no evalúan las resoluciones gubernamentales antes de llevar a cabo sus labores, sino que se centran en el margen bruto de cada cultivo o actividad, el cual en la actualidad es mayormente negativo, salvo en el caso del maíz en campo propio con altos rendimientos. Es importante destacar que el 75% de la agricultura se realiza en campos arrendados.
Los agricultores invierten más de U$ 22,000 anuales en semillas, combustible, agroquímicos y fertilizantes, siendo un sector fundamental para la economía y la vida en el interior del país. Ante este escenario, el gobierno debe tomar medidas urgentes, como la reducción o eliminación parcial de las retenciones, para contrarrestar esta situación adversa y evitar la pérdida de productores, ingresos en dólares, inversiones, empleos y arraigo rural. En resumen: si no se actúa, todos saldrán perdiendo.