La investigación analizó, entre otras cosas, el bloqueo de las comunicaciones nerviosas con el tumor (Imagen Ilustrativa Infobae)
De acuerdo a los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH, por sus siglas en inglés), el cáncer de páncreas es un tipo de tumor que se forma en los tejidos de ese órgano: “Fumar y ciertos antecedentes de salud influyen en el riesgo de presentar esta enfermedad”, que tiene como principales síntomas ictericia, dolor y pérdida de peso.
Los NIH han señalado que el cáncer de páncreas se puede controlar si se detecta antes de su diseminación, con su extirpación quirúrgica, mientras que, si se ha diseminado, la terapia paliativa puede mejorar la calidad de vida al controlar síntomas y complicaciones.
Asimismo, señalaron que en modelos animales, de ratón más específicamente, bloquear la función nerviosa inhibió el crecimiento del tumor y mejoró la respuesta de las células tumorales a ciertos tratamientos de quimioterapia e inmunoterapia. Veamos cómo llegaron a este planteo y qué implicancias tiene.
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Cáncer de páncreas y células nerviosas
En un comunicado divulgado en el sitio del centro Alemán de Investigación del Cáncer (DKFZ) informaron: “Desde hace varios años, los científicos han descubierto interacciones con el sistema nervioso en casi todos los tipos de cáncer estudiados, interacciones que en muchos casos favorecen el crecimiento y la supervivencia del tumor. Esto también se aplica al cáncer de páncreas, que está entrelazado con una densa red de nervios. Sin embargo, solo las fibras nerviosas se proyectan hacia el tumor, mientras que los núcleos de las células nerviosas se encuentran muy fuera, en los ganglios, los centros de control del sistema nervioso periférico”.
“Es más, incluso después de la extirpación quirúrgica del tumor primario, el sistema nervioso del tumor mantuvo sus propiedades promotoras de cáncer: cuando los científicos reimplantaron células de cáncer pancreático en los animales que se habían sometido a cirugía, los tumores secundarios resultantes fueron el doble de grandes que los de los ratones a los que se les habían trasplantado células de cáncer pancreático por primera vez”, repasaron en el documento del DKFZ.
Y postularon que además de interactuar directamente con las células cancerosas, los nervios también afectan a los fibroblastos asociados al cáncer (CAF), un tipo de célula que forma una parte importante de la masa tumoral. Los nervios estimulan el crecimiento de los fibroblastos y contribuyen a la inhibición de las defensas inmunitarias dentro del entorno del tumor, siempre de acuerdo a estos expertos.
Esto señalaron en el comunicado: “Cuando las conexiones nerviosas simpáticas con el páncreas se cortaron quirúrgicamente o se destruyeron con neurotoxinas especiales, el crecimiento del tumor se inhibió significativamente. Al mismo tiempo, la actividad de los genes promotores del crecimiento en las células cancerosas, así como en los CAF, disminuyó. En los CAF, los investigadores observaron un aumento significativo de la actividad de los genes proinflamatorios después de la destrucción de los nervios”.
Además, desde la institución alemana repasaron: “Si la interrupción de las conexiones nerviosas aparentemente tiene un efecto inflamatorio, es decir, activa el sistema inmunológico, esto podría aumentar la eficacia de una inmunoterapia con los llamados inhibidores de puntos de control (ICI). Los medicamentos de este grupo, metafóricamente hablando, liberan los ‘frenos’ del sistema inmunológico. Sin embargo, no pueden combatir los carcinomas de páncreas por sí solos: los tumores se consideran inmunológicamente ‘fríos’, lo que significa que las células T terapéuticamente importantes simplemente no pueden llegar al tumor”.
“Cuando los investigadores bloquearon la conexión neuronal con el tumor pancreático en un modelo de ratón utilizando una neurotoxina dirigida, el tumor se volvió sensible al inhibidor de puntos de control nivolumab y la masa tumoral se redujo a una sexta parte de la masa en los animales de control”, sumaron en el comunicado.
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Mientras que Simon Renders, otro de los autores del trabajo, profundizó: “Al bloquear los nervios, pudimos convertir un tumor inmunológicamente frío en uno sensible a la inmunoterapia”.
Desde el DKFZ se refirieron al fármaco “nab-paclitaxel”, que es un componente “de la quimioterapia estándar para el cáncer de páncreas. Además de inhibir la división celular, también afecta a los nervios sensoriales, por lo que la neuropatía periférica es uno de los efectos secundarios graves conocidos de este agente”.
“El equipo de Trumpp demostró que, tras ciclos repetidos de nab-paclitaxel, las fibras nerviosas sensoriales del tumor se redujeron drásticamente. La masa tumoral también disminuyó como se esperaba. El efecto sobre los nervios sensoriales parece ser parte de la eficacia del fármaco contra el cáncer de páncreas. Sin embargo, las fibras nerviosas restantes mantuvieron su actividad genética promotora del cáncer incluso durante el tratamiento”, divulgaron.
Para Vera Thiel, “el resultado subraya que ambos tipos de células nerviosas tienen relevancia funcional para el crecimiento del tumor”. Además, según Trumpp, “el bloqueo completo de la comunicación entre los nervios y el tumor en combinación con quimioterapia o inhibidores de puntos de control inmunitarios es un enfoque prometedor para combatir el cáncer de páncreas de forma más eficaz en el futuro. Por ejemplo, es concebible reducir el tamaño de los tumores hasta tal punto que posteriormente se puedan resecar”.
Según se informó, los investigadores están diagramando ensayos clínicos para probar esta estrategia en pacientes con cáncer de páncreas.