Con la llegada de los primeros días cálidos, se observa un aumento en la presencia de insectos y arácnidos en viviendas, empresas y oficinas públicas de Entre Ríos. Mosquitos, jejenes, alacranes, cucarachas, grillos y hormigas son algunas de las plagas que proliferan en patios, hogares y espacios comunes, favorecidos por la humedad, la materia orgánica y las variaciones de temperatura. Esta situación genera una mayor demanda de servicios de fumigación y la necesidad de adoptar medidas de protección adicionales.
Silvina Saavedra, médica veterinaria especialista en Epidemiología, explicó que en esta época del año se incrementa la actividad de diversas especies y destacó la importancia de reforzar las precauciones. “Ya estamos comenzando con la temporada. Aunque todavía no se sienten los calores extremos, se visualiza que vamos a tener temperaturas altas, y eso siempre trae la aparición de más insectos”, advirtió.
La aparición de alacranes suele generar preocupación en esta época. En Entre Ríos habita el género Tityus carrilloi, entre otros, que puede provocar accidentes graves y hasta fatales, especialmente en niños pequeños y personas mayores. Estos arácnidos tienen un color marrón claro o amarillento, doble aguijón, pinzas finas y dedos blancos. Se los encuentra dentro de las casas o en sus alrededores, en lugares protegidos de la luz como debajo de piedras, escombros, cañerías y entrepisos, según informó la Dirección General de Epidemiología del Ministerio de Salud de Entre Ríos, que alertó sobre las condiciones actuales que favorecen su presencia.
Esta especie se adapta bien a zonas urbanas y espacios húmedos como sótanos, túneles, depósitos, desagües y cámaras subterráneas. Es más activa durante la noche, cuando sale a alimentarse principalmente de grillos y cucarachas. Saavedra señaló que en esta época los alacranes salen de sus refugios para buscar alimento y reproducirse, por lo que es fundamental estar atentos y tomar precauciones dentro del hogar. Entre las recomendaciones, sugirió no dejar ropa tirada en el suelo, revisar el calzado antes de usarlo, mantener las camas separadas de las paredes y colocar rejillas o tapones en desagües y piletas.
Además, advirtió sobre el uso moderado de insecticidas, ya que el abuso puede alterar el comportamiento de los alacranes y hacer que salgan más de sus escondites. “En los desagües se puede echar lavandina o desinfectantes con olor fuerte, que los mantienen alejados”, agregó. En caso de encontrar un alacrán, recomendó llevarlo vivo a los hospitales San Martín o San Roque, donde se los recolecta para enviar a Buenos Aires y colaborar en la producción de antitoxina.
Rubén Ríos, propietario de una empresa de fumigación con más de 30 años de experiencia, señaló que en esta época aumentan las consultas, especialmente por alacranes, cucarachas germánicas y hormigas pequeñas que aparecen de forma repentina. “Es una hormiga que suele habitar en grietas, cañerías y cajas de luz. Se desplazan por las instalaciones eléctricas, lo que dificulta su control. Pero con paciencia se logra combatirlas”, aseguró.
Ríos recomendó realizar fumigaciones semestrales para mantener los ambientes libres de plagas, aunque en casos de alacranes los tratamientos deben repetirse con mayor frecuencia. Explicó que los insectos dependen de las condiciones ambientales para su desarrollo, y las temperaturas cálidas favorecen su proliferación. Con el aumento del calor, los mosquitos comienzan a sentirse en la región, por lo que el uso de repelentes se vuelve fundamental para quienes pasan tiempo al aire libre.
Para combatir al Aedes aegypti, transmisor del dengue, fiebre amarilla, chikungunya, fiebre de Zika y virus Mayaro, así como al mosquito Culex, es esencial eliminar los criaderos. Esto implica descartar recipientes con agua acumulada, tapar depósitos y mantener limpios los patios. Además, los expertos recomiendan protegerse de las picaduras usando repelente, ropa adecuada y mosquiteros.
Ríos aclaró que la fumigación contra mosquitos tiene un efecto temporal: “Al tratarse de insectos voladores, se eliminan los presentes, pero al rato pueden llegar otros. En eventos, por ejemplo, fumigamos el día anterior y el ambiente se mantiene libre un par de días”. Los mosquitos también aprovechan el agua estancada que deja la bajante del río Paraná para reproducirse.
En esta época también aparecen los jejenes, insectos voladores pertenecientes a la familia de los simúlidos, conocidos por ser muy molestos. Se los observa en las primeras horas de la mañana y al atardecer. Aunque son pequeños y silenciosos, sus picaduras causan ronchas y picazón intensas. Saavedra aclaró que los jejenes no se combaten con insecticidas comunes, ya que no son sensibles a los productos usados para mosquitos, por lo que la fumigación no resulta efectiva.
La especialista explicó que la presencia de jejenes está vinculada al nivel del río y a la materia orgánica en las costas. “Cuando el río está bajo, queda materia orgánica en la ribera que sirve de alimento para las larvas, y por eso aumentan las poblaciones”, detalló. Para evitar las picaduras, recomendó usar cremas espesas o pastosas, como protectores solares densos, que actúan como barrera física en la piel. “No sirven los repelentes convencionales. Lo que hay que impedir es que las maxilas del jején rompan la piel”, explicó, y agregó que también es útil vestir ropa de mangas largas y colores claros.
Especialistas en salud y fumigadores coinciden en que la prevención es fundamental. Mantener los espacios limpios, sin residuos orgánicos, con rejillas protegidas y la ropa guardada en su lugar son hábitos simples que pueden evitar la convivencia con estos visitantes indeseados. Aunque algunos insectos sean inofensivos, otros, como el alacrán, pueden representar un riesgo, especialmente para niños pequeños. Por eso, las recomendaciones se renuevan cada año con la llegada del calor: precaución, higiene y atención a los primeros indicios de plagas.






