La tensión entre Estados Unidos y Venezuela se agravó este miércoles luego de que el expresidente estadounidense Donald Trump anunciara la preparación de ataques contra narcotraficantes que operan en territorio terrestre, mientras que el presidente venezolano Nicolás Maduro afirmó que su país cuenta con 5.000 misiles antiaéreos portátiles de origen ruso. En el marco de estas tensiones, Washington ha desplegado aviones de combate y buques de la Armada en el Caribe como parte de sus operaciones antinarcóticos.
Desde el 2 de septiembre, las Fuerzas de Operaciones Especiales de Estados Unidos han llevado a cabo nueve ataques contra embarcaciones sospechosas de narcotráfico, con un saldo preliminar de aproximadamente 37 personas fallecidas. La Casa Blanca informó que uno de estos ataques letales tuvo lugar contra una embarcación que transitaba una ruta conocida de contrabando de drogas en el Pacífico Oriental. Trump afirmó que, tras reducir el narcotráfico marítimo, ahora se enfocarán en combatir a los narcotraficantes que operan por tierra.
El expresidente estadounidense declaró: “Les golpearemos muy duro cuando vengan por tierra, no lo han experimentado aún”. Además, anticipó que probablemente informará al Congreso sobre las acciones que planean realizar en tierra. Para justificar estas operaciones, Trump aseguró que cada ataque salva “25.000 vidas estadounidenses”. En una carta enviada al Congreso, invocó la amenaza de los cárteles de droga para respaldar sus medidas, aunque legisladores demócratas y expertos han criticado estas acciones por considerar que violan el derecho internacional.
En respuesta a estas maniobras, Nicolás Maduro realizó una ceremonia televisada con altos mandos militares en la que anunció que Venezuela dispone de 5.000 misiles tierra-aire portátiles rusos, diseñados para derribar aviones que vuelan a baja altura. Estas armas fueron empleadas en ejercicios militares ordenados por el mandatario venezolano como reacción al despliegue estadounidense en el Caribe. Maduro afirmó que sus Fuerzas Armadas cuentan con sistemas de simulación que garantizan la “buena puntería de miles de operadores de Iglas-S” y que estos misiles están ubicados en “puestos claves de la defensa antiaérea para garantizar la paz, la estabilidad y la tranquilidad de nuestro pueblo”.
El gobierno venezolano ha denunciado que el despliegue militar estadounidense en la región es un ensayo general para una operación destinada a derrocar a Maduro, a quien Washington acusa de liderar un cártel de la droga. Por su parte, el Pentágono ha declarado ante el Congreso que Estados Unidos se encuentra en “conflicto armado” con los cárteles de droga latinoamericanos, a quienes ha designado como grupos terroristas y calificado a sus integrantes como “combatientes ilegales”.
Las tensiones no solo involucran a Venezuela, sino que también afectan las relaciones con Colombia. El presidente izquierdista colombiano Gustavo Petro retiró a su embajador en Washington en medio de un enfrentamiento verbal con Trump. En una reciente escalada, Trump calificó a Petro como “un maleante y un mal tipo” y advirtió que tomaría “acciones muy serias contra él y su país”. El expresidente estadounidense ya había señalado a Petro como “líder del narcotráfico”. Además, Trump anunció la suspensión de toda ayuda a Colombia, que durante décadas fue su principal aliado militar en la lucha contra el narcotráfico en Sudamérica.
Por su parte, Petro, quien tiene diez meses restantes en su mandato, respondió a las declaraciones de Trump afirmando que defenderá “judicialmente” su posición en Estados Unidos. Esta confrontación verbal refleja la creciente complejidad de las relaciones diplomáticas en la región, en un contexto marcado por la lucha contra el narcotráfico y las disputas políticas entre los gobiernos involucrados.
