Representantes de comunidades cristianas y musulmanas en Nigeria manifestaron su rechazo a las recientes amenazas del expresidente estadounidense Donald Trump de intervenir militarmente en el país africano, tras denunciar supuestos asesinatos masivos de cristianos. Nigeria, la nación más poblada de África, está dividida en una región sur mayoritariamente cristiana y un norte con mayoría musulmana. El territorio ha sido escenario de múltiples conflictos en los que han muerto personas de ambas confesiones, aunque la narrativa de una “persecución” específica contra cristianos ha sido amplificada por sectores de la derecha en Europa y Estados Unidos.
Trump declaró este fin de semana en sus redes sociales que había solicitado al Pentágono la elaboración de un plan de ataque contra Nigeria. Cuando un periodista le preguntó si consideraba desplegar tropas o realizar bombardeos aéreos, respondió: “Podría ser, quiero decir, muchas cosas; contemplo muchas cosas”. Añadió: “Están matando a los cristianos, y los están matando en grandes cantidades. No vamos a permitir que eso suceda”. En una publicación en la red Truth Social, Trump insistió en que si Nigeria no detenía los asesinatos, Estados Unidos actuaría de forma “rápida, brutal y contundente”.
Sin embargo, líderes comunitarios nigerianos, como Dickson Auta, señalaron a la agencia AFP que “los cristianos están siendo asesinados, y no podemos negar el hecho de que los musulmanes también están siendo asesinados”. Danjuma Auta, oriundo del estado de Plateau, donde conviven cristianos y musulmanes, recordó que la región ha sufrido episodios de violencia sectaria, como los disturbios en la capital Jos en 2001 y 2008. En años recientes, el conflicto entre agricultores cristianos y ganaderos fulani musulmanes por tierras y recursos ha provocado numerosos enfrentamientos mortales, con pueblos arrasados y muchas víctimas, principalmente entre los agricultores.
Además, ataques menores contra ganaderos fulani, incluyendo asesinatos y ataques a su ganado, suelen pasar desapercibidos en los medios locales e internacionales. Expertos coinciden en que, aunque la violencia a menudo se atribuye a motivos étnicos y religiosos, la raíz del problema está en la mala gestión de las tierras y la falta de control policial en las zonas rurales. En Plateau, algunos han llegado a hablar de “genocidio” en términos étnicos, mientras que grupos separatistas del sureste del país denuncian un supuesto “genocidio cristiano”. La consultora estadounidense Moran Global Strategies ha presionado y asesorado al Congreso de EE.UU. sobre esta supuesta “persecución” cristiana, según folletos distribuidos.
Nigeria también enfrenta un conflicto yihadista en el noreste y ataques indiscriminados de bandas criminales en el noroeste, donde la mayoría de la población es musulmana y, por ende, la mayoría de las víctimas también lo son. Abubakar Gamandi, líder musulmán del sindicato de pescadores del estado de Borno, epicentro del conflicto con Boko Haram, afirmó: “Incluso los que venden este relato de genocidio cristiano saben que no es cierto”.
Chukwuma Soludo, gobernador cristiano del estado de Anambra, rechazó una posible intervención estadounidense y sostuvo que Washington “debe actuar dentro del ámbito del derecho internacional”. La presidencia nigeriana sugirió que un encuentro entre los presidentes de ambos países podría ayudar a resolver la situación. Daniel Bwala, portavoz del presidente Bola Tinubu, afirmó que “Donald Trump tiene su propio estilo de comunicación” y que la publicación en Truth Social podría ser una forma de presionar para una reunión entre ambos líderes, quienes comparten “el interés por la lucha contra la insurgencia y todas las formas de terrorismo contra la humanidad”.
Por su parte, la Unión Europea declaró que “toma nota” de las declaraciones de Trump sobre una “posible acción” contra Nigeria. Anouar El Anouni, portavoz comunitario de Exteriores de la Comisión Europea, reafirmó el compromiso con la libertad religiosa y la protección de todas las comunidades, en especial las minorías, y abogó por una “coexistencia pacífica más allá de las diferencias geográficas, étnicas, políticas o religiosas”.






