Más del 50% de los estudiantes argentinos de 15 años reconocen distraerse en clase utilizando dispositivos digitales, según el último informe del Observatorio de Argentinos por la Educación. Este porcentaje supera significativamente el promedio de la OCDE, situado en un 30%. Los datos provienen de los cuestionarios de las pruebas PISA 2022 y revelan que tanto el uso propio (54%) como el de otros compañeros (46%) son causas de distracción señaladas por los alumnos.
En respuesta a esta problemática, en 2024 la Ciudad de Buenos Aires tomó la decisión de regular el uso de celulares en el entorno escolar. Esta medida implica la prohibición del uso de celulares durante las clases y los recreos en escuelas primarias y jardines de infantes, mientras que en secundarias se permite su uso solo para actividades pedagógicas planificadas. Otras provincias argentinas, como Salta y Tucumán, también están considerando restricciones similares.
A nivel internacional, Brasil aprobó una ley que limita el acceso a los celulares en escuelas primarias y secundarias, tanto públicas como privadas. Esta normativa permite el uso de dispositivos para fines educativos con autorización del docente, así como para garantizar la accesibilidad y la salud de los estudiantes. Las escuelas cuentan con autonomía para establecer directrices sobre el manejo de celulares, ya sea manteniéndolos en mochilas, en casilleros o canastas.
La regulación del uso de celulares en entornos educativos no es exclusiva de Argentina y Brasil. Países como Francia, Italia, China, Estados Unidos, Alemania y diversos estados brasileños ya han implementado medidas similares. En el caso de la Ciudad de Buenos Aires, un estudio realizado en 50 escuelas secundarias reveló que la mayoría de los alumnos ha modificado sus hábitos tras la regulación: aumentó la atención en clase y la interacción social, aunque también se detectó un incremento en el aburrimiento.
La importancia de regular el uso del celular en el aula radica en estimular la concentración de los alumnos y promover la socialización durante los recreos. Las autoridades educativas porteñas han establecido un marco normativo mínimo, dejando a cada institución la posibilidad de establecer protocolos más estrictos si lo consideran necesario.
Expertos en educación, como Fabio Tarasow y Alejandro Artopoulos, coinciden en la necesidad de implementar políticas institucionales claras para gestionar el uso del celular en el aula. Mientras que Tarasow destaca la importancia de respaldar a docentes y directivos en la implementación de dichas políticas, Artopoulos subraya la responsabilidad de la escuela en formar a los estudiantes para afrontar los desafíos de la era digital.
En definitiva, la regulación del uso del celular en el ámbito educativo se presenta como un tema crucial en la actualidad, con el objetivo de fomentar un entorno de aprendizaje más enfocado y favorecer la socialización entre los estudiantes, sin perder de vista la necesidad de prepararlos para un uso responsable y autónomo de la tecnología.