Cada diciembre, The Economist elige al país del año en base a su mejora más significativa en los últimos 12 meses, no necesariamente por ser el lugar más rico, feliz o virtuoso. Entre los ganadores anteriores se encuentran Colombia, Ucrania y Malawi. En el año 2023, Grecia fue premiada por su salida de una larga crisis financiera y por la reelección de un gobierno centrista sensato.
En la lista de finalistas de este año figuraban cinco países. En Polonia, el nuevo gobierno liderado por Donald Tusk se esforzó por corregir los daños ocasionados por su predecesor, que erosionó las normas democráticas al capturar el control de los tribunales, los medios y los negocios. Por otro lado, en Sudáfrica, el Congreso Nacional Africano perdió su mayoría por primera vez desde 1994, dando paso a una coalición que busca abordar problemas como el desempleo y la delincuencia.
Argentina también destacó por una reforma económica radical liderada por Javier Milei, que ha dado señales de mejora, aunque persisten desafíos como una moneda sobrevalorada. Siria, por su parte, vivió en 2024 la caída del régimen de Bashar al-Assad tras décadas de dictadura brutal, lo que abre incertidumbre sobre su futuro.
El gran ganador de este año es Bangladesh, donde las protestas lideradas por estudiantes derrocaron a Sheikh Hasina en agosto, dando paso a un gobierno tecnocrático temporal liderado por Muhammad Yunus. A pesar de los desafíos presentes, Bangladesh destaca por derrocar a un déspota y avanzar hacia un gobierno más liberal, convirtiéndose así en nuestro país del año.