
En Wimbledon, la tradición manda. Son muchas las costumbres y reglas históricas que se imponen sobre la hierba londinense, normas llenas de historia que provocan que el Grand Slam inglés presuma de un ambiente diferente al del resto de torneos. Desde la ropa que visten los tenistas, siempre de blanco impoluto, hasta el ambiente de lujo y elegancia que se respira entre los asistentes. Incluso en lo gastronómico, Wimbledon cuenta con sus propias costumbres.
Y es que, lejos de los fritos, bocadillos o snacks de bolsa que predominan en otros torneos, los asistentes al certamen inglés tienen por costumbre disfrutar de un postre en concreto, un dulce sencillo y muy clásico que se ha convertido ya en un símbolo de Wimbledon. Se trata de las fresas con nata, un postre tan emblemático como el césped perfectamente recortado del All England Lawn Tennis and Croquet Club.
Desde la primera edición del torneo, esta tradición ha acompañado fielmente a los aficionados, aunque no está clara la razón detrás de esta costumbre. Bien es cierto que el apogeo natural de la temporada de la fresa británica se produce durante la quincena de Wimbledon, así que no es casualidad que este fruto rojo haya acabado convirtiéndose en un clásico en las pistas.

Las fresas servidas durante el torneo se cosechan cerca de donde se disputa el torneo, a unos 50 kilómetros. De ello se encargan desde Hugh Lowe Farms, un negocio familiar que lleva en funcionamiento desde 1893. Ya desde el verano anterior, la empresa comienza a plantar las fresas que se servirán en el próximo torneo, y luego, en marzo, las protegen con túneles invernaderos, de forma que estas maduren a la perfección sin que la lluvia las estropee.
Durante la quincena que el torneo se celebra, los trabajadores de esta empresa comienzan cada día a recoger la fruta a las cinco de la mañana. Reynolds, la empresa que suministra todos los productos frescos para Wimbledon, envía un camión especial para recoger el pedido, que llega a las pistas esa misma tarde. Eso significa que algunas de las fresas se consumen incluso el mismo día que se recogen.

Durante las dos semanas que dura el torneo, se consumen en total más de 28.000 kilogramos de fresas, servidas acompañadas de más de 7.000 litros de nata fresca, según cifras del All England Lawn Tennis and Croquet Club. Cada ración de este postre contiene no menos de 10 fresas partidas por la mitad, sin azúcar, acompañadas de nata líquida vertida al momento.
Además de un postre, este torneo cuenta también con su propio cóctel insignia. Se trata de la Pimm’s Cup, una bebida alcohólica que es un clásico del verano londinense, así como un inamovible en las gradas de Wimbledon. Por ejemplo, en el verano de 2016 llegaron a servirse más de 280.000 vasos de Pimm’s durante la quincena del campeonato, según los datos del propio torneo.

Esta bebida espirituosa, elaborada desde 1840, consiste en una ginebra con sabor afrutado, elaborada a partir de una receta secreta que añade a esta bebida una combinación de hierbas botánicas, naranja caramelizada y especias. Esta bebida es extremadamente popular en Inglaterra, especialmente en el sur del país, siendo muy habitual en los pubs londinenses cuando el calor llega a la ciudad.
El cóctel que se toma en Wimbledon está conformado por dos partes de este licor y una de refresco de limón, todo ello acompañado de hojas de menta y rodajas de pepino. Algunas recetas también añaden fresa o rodajas de naranja y limón. Todo ello junto con una buena ración de hielo para mantener este cóctel frío durante todo el tiempo que dura el partido.