Vinicius y Mbappé. No hizo falta nada más que esta dupla para que el Real Madrid acabara con el Olympiacos en Champions. ¿La estrategia? Ganarles la espalda. A los blancos les costó entrar en faena y lo pagaron con un gol de Chiquinho en los primeros compases. Pero cuando el dream team formado por el brasileño y el francés se puso a funcionar, el partido se transformó en toda una fiesta madridista. Hasta cinco goles pudieron hacer entre los dos. Quedó en solo tres, todos ellos firmados por Kylian. En la segunda mitad, Taremi recortó distancias, pero Mbappé volvió a aparecer para ampliar la ventaja con póker. En los compases finales, El Kaabi hizo el tercero para los suyos. No consiguieron hacerse con el duelo, pero pusieron a los blancos a pedir la hora, aunque terminaron ganando el partido.
El Real Madrid acudía a la cita europea en medio de una racha sin oler la victoria. Los blancos llevaban tres partidos sin ser capaces de sumar los tres puntos. Ni ante el Liverpool en Champions, ni contra el Rayo y el Elche en liga. Una sequía que había puesto en el punto de mira a Xabi Alonso, no solo por los resultados, sino por un estilo de juego que lejos quedaba de ser el esperado. El duelo en Grecia era una prueba de fuego más. Necesitaban sumar una victoria a su cosecha. Necesitaban poner fin a la dinámica en la que habían entrado.
El partido arrancaba con el Olympiacos presionando arriba. Queriendo abrir el marcador en su estadio, con su público. Mientras al Real Madrid le costaba aterrizar. En el minuto ocho, el club griego protagonizó una jugada impecable en la frontal del área blanca que, tras cosechar varios pases, fue Chiquinho quien armó la pierna y mandó el balón al fondo de la portería de Lunin. Los de Xabi Alonso estaban obligados a dar la vuelta al marcador si querían sumar los tres puntos y mantenerse en el exclusivo grupo de los ocho primeros de la tabla que podrían evitar los playoffs.
Fueron Vinicius y Mbappé quienes pusieron al Real Madrid en marcha. El brasileño y el francés formaron una dupla de ensueño para martirizar a la defensa griega y encontrar su punto débil: los balones a la espalda. Así llegó el primer gol blanco, Vinicius puso un balón largo a Kylian que controló, puso la directa a la portería rival y batió a Tzolakis para poner el marcador en tablas. Dos minutos después, el Real Madrid ya estaba por delante en el marcador gracias al francés. Y unos minutos más tarde, el francés firmaba un hat trick para dejar el encuentro visto para sentencia antes del descanso. O esa era lo que pensaban.
Los primeros compases de los segundos, 45 minutos, fueron muy similares a los de la primera mitad. El equipo griego se lanzó al ataque, tentó la portería de Lunin y consiguió encontrar petróleo. Fue Taremi el encargado de recortar distancia en el marcador y dar alas a los suyos. Ese gol era lo que necesitaban para creer que podían dar la vuelta al encuentro. No habían pasado ocho minutos que, una vez más, aparecieron Vinicius y Mbappé para mandar una distancia segura. El francés selló un póker de goles y el Real Madrid volvió entrar en esa seguridad que da calma.
Todavía restaban 30 minutos de juego para el final, pero el Olympiacos se fue desesperando viendo como pasaba el tiempo y el gol no llegaba. Sin embargo, no bajaron los brazos. No dejaron de empujar. Lunin se vio en apuros en varias ocasiones, pero el balón no llegó a entrar. Cuando parecía que el partido era blanco, llegó el gol de El Kaabi en el minuto 81. A partir de ese momento, los de Xabi Alonso vivieron nueve minutos de angustia, más los cinco añadidos. Finalmente, llegó el pitido final que les permitió volver a respirar de nuevo. Habían conseguido la ansiada victoria que tanto esperaban, aunque fuera sufriendo. Habían sumado tres puntos importantes para mantenerse en entre los ocho mejores de la fase liguera de Champions.






