Los especialistas de ICBA Instituto Cardiovascular señalan que por mucho tiempo se creyó que las patologías cardíacas eran “cosa de hombres”, pero la evidencia muestra que no es así. Cuáles son los síntomas que suelen subestimarse
Por Equipo ICBA*
Un análisis de sangre, un electrocardiograma o medir la presión arterial pueden ser la clave para detectar problemas antes de que sea tarde (Imagen ilustrativa Infobae)
Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de mortalidad de la población femenina en la Argentina. Sin embargo, durante muchos años fueron subestimadas.
Hace no tantos años, era habitual asociar los problemas cardiovasculares a los varones, como si fuese una “cosa de hombres”. El tiempo y los avances en el conocimiento de estas enfermedades demostraron que en realidad eso es un mito.
Los últimos datos publicados por el Ministerio de Salud de la Nación son contundentes. En 2023 se registraron en la Argentina casi 100 mil muertes por todas las enfermedades del sistema cardiovascular, y de ese total el 49,6% de los casos corresponde a la población femenina. Un dato que en el Día Internacional de la Mujer, no puede pasar inadvertido.
Las mujeres no sólo sufren de igual forma las patologías del corazón sino que algunos factores de riesgo las afectan en mayor medida o incluso en manera exclusiva. A esto se suma que hay diferencias en cómo y cuándo se presentan los síntomas.
Por eso, para prevenir y detectar a tiempo, es importante dejar de lado las falsas creencias y que cada caso tenga un abordaje personalizado y especializado.
Mareos, falta de aire y molestias en la espalda pueden ser signos de un ataque al corazón. Aprender a reconocerlos puede salvar vidas (Imagen Ilustrativa Infobae)
“La idea de que las enfermedades cardiovasculares afectan más a los hombres es un concepto que ha sido cuestionado por estudios científicos en los últimos años. De hecho, según estudios publicados en la Asociación Americana del Corazón (AHA) y la Sociedad Española de Cardiología (SEC), las mujeres también se ven gravemente afectadas por enfermedades cardiovasculares, pero esto no se ve del todo reflejado porque existe una clara infrarrepresentación de ellas en los ensayos clínicos, con cifras que no alcanzan el 30%”, plantea la doctora Tabatha Rivas (MN 157956), jefa del Servicio de Rehabilitación Cardiovascular del ICBA Instituto Cardiovascular.
“La primera causa de mortalidad en la mujer está representada por las enfermedades cardiovasculares, por lo cual su diagnóstico precoz es de suma importancia. Hacer detección temprana puede bajar el riesgo cardiovascular y prevenir eventos graves como el infarto agudo de miocardio y el accidente cerebrovascular”, sostiene la doctora Viviana Cavenago (MN 134319), cardióloga del Servicio de Cardiología Ambulatoria del ICBA Instituto Cardiovascular.
En cuanto a la edad de presentación, “en el género femenino, estas patologías suelen ser más tardías, en general luego de los 55 años. Además, los síntomas pueden no ser tan característicos y muchas veces se presentan de manera más solapada o incluso asintomática. Por estos motivos, podría existir un subdiagnóstico en este grupo poblacional”, agregó Cavenago.
Las diferencias de síntomas en mujeres y hombres
Tal como explican las expertas, se ha demostrado que existen diferencias entre varones y mujeres en las características clínicas y etiológicas, el perfil de factores de riesgo cardiovascular, la realización de pruebas diagnósticas, las medidas terapéuticas y hasta en el pronóstico de estas patologías.
“En el caso de las mujeres se habla de factores de riesgo cardiovascular convencionales, como la hipertensión, diabetes, dislipemia, tabaquismo, obesidad y sedentarismo; pero se agregan aquellos denominados no convencionales, relacionados fundamentalmente con estadios hormonales, como la menopausia o desarrollados durante el embarazo (hipertensión en la gestación, pre-eclampsia, diabetes gestacional), como así también factores relacionados a enfermedades autoinmunes”, detalla la doctora Rivas.
Muchos de estos factores se relacionan directamente al estilo de vida, en especial aquellos que están asociados con aspectos psicosociales, la personalidad, los niveles y el manejo del estrés (que según estudios recientes puede afectar a las mujeres hasta tres veces más que a los hombres), la calidad del sueño, la contaminación ambiental, los desbalances hormonales y las enfermedades autoinmunes e inflamatorias.
“Es importante destacar que las mujeres pueden presentar síntomas cardiovasculares diferentes a los de los varones, lo que puede llevar a un diagnóstico y tratamiento tardío. Por lo tanto, es fundamental que los profesionales de la salud estén concienciados sobre la enfermedad cardiovascular en las mujeres y que se tomen medidas para prevenir y tratar esta condición de manera efectiva”, asegura la experta del ICBA Instituto Cardiovascular.
La doctora Cavenago remarca que “escuchar los síntomas es primordial y puede ayudarnos a prevenir eventos graves o fatales. Síntomas característicos como dolor de pecho opresivo, palpitaciones o falta de aire siempre deben motivar la consulta. Pero también hay que prestar atención a síntomas más solapados o no tan característicos como ser sudoración profusa, desvanecimiento, molestias en el pecho al realizar esfuerzos físicos o dolores en la mandíbula o la espalda, que también invitan a realizar un control médico”.
Las patologías del corazón y la menopausia
El riesgo cardiovascular aumenta después de la menopausia. De todas formas, la edad no es un factor excluyente. “Dentro de las distintas etapas de la vida de la mujer, podemos describir diferentes escenarios, por ejemplo, hipertensión del embarazo. Luego de la menopausia, cuando hay una declinación del nivel de estrógenos, aumenta el riesgo de enfermedades como angina de pecho, infarto de miocardio y arritmias cardiacas. La hipertensión arterial también suele ponerse de manifiesto a edades más avanzadas”, explica la doctora Cavenago.
La experta suma que a la hora de predecir la edad de presentación de este tipo de patologías se contemplan diversas situaciones particulares. “Por ejemplo, si han tenido menopausia precoz, síndrome de ovario poliquístico o diabetes gestacional. A su vez, quienes utilizan tratamientos anticonceptivos hormonales y quienes tienen antecedentes heredo-familiares en enfermedad cardiovascular precoz, tendrán un mayor riesgo de presentar patología cardiovascular y, a más temprana edad”, detalla.
La doctora Tabatha Rivas resalta que el factor hereditario en la enfermedad cardiovascular es un tema importante. “Según estudios publicados por la Sociedad Española de Cardiología (SEC), solo el 5 a 10% de los casos de enfermedades cardiovasculares se deben a un factor hereditario. Sin embargo, es crucial destacar que el riesgo de transmisión de padre a hijo es considerable, con un 50% de probabilidades de recibir la enfermedad en estado potencial”, afirma.
De hecho, la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC) indica que si un familiar femenino de primer grado (madre o hermana) ha sufrido un infarto antes de los 65 años, el riesgo cardiovascular es mayor.
Los controles y consejos de prevención
Evaluaciones como el eco doppler color cardiaco y análisis de lípidos ayudan a identificar y manejar riesgos desde etapas tempranas (Pexels)
Para tener el corazón bien controlado, el primer paso es realizar una consulta médica en la que se buscará identificar antecedentes personales y familiares, para detectar la presencia de factores de riesgo. El objetivo es entender cuál es el riesgo que presenta cada paciente de padecer un evento cardiovascular, para poder abordar de manera individual el tratamiento.
“Con respecto a los estudios, inicialmente solicitamos un análisis de laboratorio completo y un electrocardiograma. Según cada caso, evaluamos la estructura cardiaca con un eco doppler color cardiaco; y la salud vascular con un eco doppler color de las arterias del cuello y de las piernas. Existen otros estudios, como ser el score de calcio coronario para predecir el riesgo. Se solicita cada estudio según cada paciente”, explica la doctora Cavenago.
Para aquellas pacientes que tengan antecedentes familiares de enfermedad cardiovascular se puede recomendar hacer chequeos regulares que incluyan análisis de lípidos (para hacer un seguimiento de los niveles de los niveles de colesterol y triglicéridos), medición de la presión arterial (para detectar el riesgo de hipertensión) y la evaluación del perímetro abdominal (para determinar el riesgo de obesidad central).
Más allá de los controles médicos, las pacientes tienen una “tarea” para colaborar con la prevención y que se basa en hacer varios cambios positivos en su estilo de vida y hábitos diarios. Estos además pueden incidir significativamente en las perspectivas de tratamiento si finalmente la patología aparece. Los principales consejos de cuidado son:
Mantenerse en movimiento: realizar ejercicio físico regularmente, ya sea aeróbico (caminar, correr, nadar) o de fuerza, ayuda a reducir el riesgo cardiovascular. Seguir una alimentación saludable: consumir una dieta rica en frutas, verduras, granos integrales y proteínas magras. Controlar el estrés: practicar técnicas de reducción del estrés, como la meditación o el yoga, también son de gran ayuda. No fumar: dejar el cigarrillo para quienes ya tienen el hábito puede ayudar a reducir el componente inflamatorio que se genera en el organismo, causante principal del desarrollo de enfermedad cardiovascular. Controlar la presión arterial: es importante mantenerla en niveles saludables para disminuir el riesgo de eventos coronarios. *El Instituto Cardiovascular de Buenos Aires (ICBA) fue creado en 1978 con el objetivo de trabajar para que los pacientes con afecciones cardiovasculares vivan más y mejor. Se ha constituido en un centro de excelencia en el tratamiento de las enfermedades cardiovasculares y es hoy reconocida como una institución que marca tendencias en el conocimiento y tratamiento de todo lo relacionado con el cuidado de la salud en esta área.