
Para retrasar el envejecimiento y combatir enfermedades que aparecen con la edad, nada mejor que el entrenamiento regular y una vida fitness. Cuando llegamos a la vejez, normalmente comienzan los problemas de movilidad y aparecen algunas enfermedades que pueden afectar los tejidos, músculos y los huesos. Para contrarrestar su avance, es importante realizar un entrenamiento cardiovascular, de fuerza y flexibilidad, que es altamente efectivo para el bienestar corporal y mental.
La Organización Mundial de la Salud recomienda hacer, al menos, 150 minutos de ejercicios de intensidad moderada durante toda la semana. Si se sube la intensidad el tiempo puede bajar a 75, pero mientras más actividad física realicemos, dentro de nuestras posibilidades, mayor será nuestro bienestar físico y psicológico.
Una vida fitness puede prolongar la salud y el bienestar en la adultez avanzada. Una de las enfermedades que aparece con el paso del tiempo, sobre todo después de los 50 años es la osteoporosis. Esto se debe a que el cuerpo pierde fuerza y estructuras, y la descomposición de los huesos comienza a ser más veloz que la regeneración. Por fortuna, con una alimentación equilibrada y una rutina de entrenamiento específica, esto se puede combatir y reducir a una mínima posibilidad.
La actividad física que más ayuda a retrasar este deterioro son los ejercicios de resistencia. Con entrenamiento de fuerza de 2 a 3 veces por semana y actividades de impacto moderado como correr, trotar, caminar, hacer ejercicio aeróbico o bailar se puede retrasar en gran medida el avance de la osteoporosis. Los ejercicios de resistencia consisten en el uso del peso del cuerpo para realizar contracciones musculares y fortalecer así los músculos y los huesos. Entre los más efectivos se encuentran las sentadillas, las flexiones y el más beneficioso de todos, la plancha.
Otra parte fundamental de la vida fitness es la alimentación. Para prevenir la osteoporosis es importante consumir alimentos ricos en calcio y vitamina D principalmente, aunque el magnesio y el fósforo también ayudan a fortalecer los huesos. Los alimentos ricos en calcio son la leche, quesos, yogur, almendras y semillas de sésamo entre otros. Mientras que para consumir vitamina D, los mejores alimentos son el pescado, las carnes y los huevos. Por otro lado, deben evitarse la sal y los alimentos ricos en sodio, la cafeína, la manteca y el exceso de grasas y proteínas, porque estos elementos dificultan la absorción del calcio y pueden ayudar a eliminarlo mediante la orina.