La decisión es una de las primeras en el mundo contra los dos fabricantes de teléfonos, acusados de reducir deliberadamente la velocidad de sus viejos aparatos para alentar a los consumidores a comprarse uno nuevo.
"Las compañías del grupo Apple y del grupo Samsung aplicaron prácticas comerciales deshonestas", indicó en un comunicado la autoridad italiana tras su investigación.
Las actualizaciones de los sistemas operativos en los viejos modelos de Apple y Samsung "provocaron graves disfunciones y redujeron de manera significativa sus prestaciones, acelerando así su sustitución", dijo la agencia.
En concreto, Samsung alentó a los propietarios de su modelo Note 4 a instalar una nueva versión de Android (el sistema operativo de Google) que estaba pensada para un modelo más reciente, el Note 7, con la consecuencia de ralentizarlos. Apple alentó por su parte a los propietarios de modelos Iphone 6 a instalar un sistema operativo pensado para el Iphone 7, provocando problemas similares.