La reciente subida del valor de los dólares paralelos, alcanzando cifras máximas en los últimos seis meses, incrementa la presión sobre una inflación que persiste en alza. La consultora LCG resalta un aumento del 2.4% semanal en alimentos y bebidas durante la tercera semana de marzo, marcando el nivel más alto en medio año. Además, la inflación mayorista añade preocupación al situarse en un 1.6% mensual en febrero, el segundo aumento consecutivo desde el inicio del proceso deflacionario. Esta cifra podría ser un indicio de un próximo aumento en el Índice de Precios al Consumidor (IPC).
La subida de precios no solo responde al comportamiento del dólar, sino también al componente importado de los productos nacionales. A pesar de la reducción en el ritmo de incremento del tipo de cambio oficial, los precios continúan en aumento, revirtiendo la tendencia decreciente. El escenario se complica especialmente para la clase media cordobesa, cuyo boleto educativo gratuito se elevó un 12%.
La brecha cambiaria sigue ampliándose, a pesar de las intervenciones del Ministerio de Economía para contener la cotización del dólar. Esta situación, propia de una economía bimonetaria como la argentina, suele derivar en un impacto directo en los precios debido al fenómeno conocido como pass-through de la devaluación. Además, factores como la producción nacional con componentes importados y la especulación por una inminente devaluación, propician aumentos preventivos en los precios.
El consenso entre los expertos señala que el nivel de pass-through en Argentina es significativamente superior al de otros países de la región, llegando a aproximadamente un 20%. Estos movimientos recuerdan episodios pasados, como la devaluación del 23% en febrero de 2014 bajo la gestión de Axel Kicillof, seguida por un incremento del 38% en el índice de precios. Con antecedentes como este, la incertidumbre económica persiste, alimentada por la volatilidad del mercado cambiario y las estrategias de indexación de los contratos.