Stefanos Tsitsipas ha vivido un año lleno de altibajos desde que arrancó la temporada en el circuito ATP. El tenista griego, que años atrás se mantenía entre la élite del tenis internacional, ha sumado esta vez 22 victorias y 18 derrotas, según reflejan los registros del circuito profesional. Los problemas físicos y la falta de regularidad han sido una constante y han condicionado su rendimiento en los grandes escenarios, dificultando la consolidación de resultados destacados. Lejos de las pistas de tenis, el tenista ha vivido una curiosa anécdota.
En los cuatro torneos de Grand Slam disputados este año, Tsitsipas no consiguió superar la segunda ronda en ninguno de ellos. Esta sequía en las grandes citas contrasta con las expectativas que solían acompañarlo en ediciones anteriores y agrava la sensación de retroceso dentro de la élite. Uno de los factores determinantes de su temporada ha sido la lesión en la pierna, que lo obligó a renunciar a la gira asiática, quedando fuera de torneos clave que suelen ser importantes para cerrar el año dentro del top-ten del ranking mundial.
La persistencia de sus problemas musculares propició una decisión forzada: Tsitsipas anunció que no estaría presente en el Masters 1000 de París. Esta baja marcó la tónica de una recta final de temporada para el olvido, agravada por la distancia respecto a los primeros puestos del circuito que había ocupado durante los años previos. A pesar del contexto deportivo adverso, el jugador griego ha mantenido su actividad en redes sociales, canal a través del cual acostumbra a compartir reflexiones, imágenes de sus entrenamientos y momentos anecdóticos fuera de la pista.

Uno de estos episodios recientes involucró a un taxista durante su paso por Chicago, ciudad donde estuvo presente entre compromisos en el circuito. El propio Tsitsipas describió la situación, recurriendo al humor y mostrando una faceta espontánea poco frecuente en contextos deportivos: “Me recogió un taxista en bicicleta serbio en Chicago. Me miró fijamente a los ojos y me dijo: ‘¿Antoine Griezmann?’. Dije que no. Me guiñó un ojo y dijo: ‘Buen intento’. Supongo que ahora juego para el Atlético de Madrid”, escribió a sus seguidores en redes, relatando el confuso pero simpático intercambio.
La anécdota no tardó en multiplicarse entre fans y medios internacionales, que se hicieron eco del episodio. La comparación con Antoine Griezmann, futbolista francés emblema del Atlético de Madrid, provocó una ola de comentarios sobre el parecido físico y el carácter global de las grandes figuras del deporte. Este incidente ofrece una visión distinta de Tsitsipas, mostrándolo fuera del rigor de la competencia y más cercano a la experiencia cotidiana, sumando un matiz de desenfado en un año que planteó múltiples retos personales y profesionales.
Con la próxima temporada a la vuelta de la esquina, las expectativas respecto al futuro del griego pasan por la recuperación completa de su estado físico y la capacidad de recuperar la confianza y el nivel sostenido que lo habían llevado a pelear por los principales éxitos del circuito. Mientras tanto, sus seguidores continúan pendientes tanto de su evolución en la pista como de las anécdotas y momentos de distensión que decide compartir más allá del tenis, mostrando el lado más humano de un jugador que todavía busca reencontrarse con su mejor versión.






