Los reds se quedan los tres puntos en Anfield. El partido disputado en Anfield entre el Liverpool y el Real Madrid estuvo marcado por situaciones controvertidas que condicionaron el desarrollo del juego y provocaron la reacción de jugadores, técnicos y aficionados presentes en el estadio. En particular, una acción ocurrida dentro del área blanca que generó una de las mayores discusiones futbolísticas de la jornada. Fue una mano de Tchouameni que provocó la polémica, obligando al VAR a entrar en acción.
Cerca del minuto 35, el Liverpool se encontraba atacando con insistencia y logró generar una ocasión clara cuando Dominik Szoboszlai conectó un potente remate desde la frontal del área. El balón, en su trayectoria hacia la portería de Courtois, impactó contra el brazo derecho del defensa del Real Madrid, Aurelien Tchouaméni. El árbitro, encargado de dirigir el encuentro, no dudó en señalar la infracción, aunque indicó que se trataba de una acción fuera del área, lo que llevó a los jugadores del Liverpool a reclamar penalti.
La situación cobró nuevos matices con la intervención del VAR, donde el oficial alemán Bastian Dankert se puso en contacto con el colegiado. Desde la sala de videoarbitraje, informaron al colegiado principal que la acción se había producido dentro del área, es decir, podría tratarse de la pena máxima. Sin embargo, antes de tomar la decisión definitiva, el árbitro fue a ver la acción en el monitor a pie de campo, a fin de evaluar si el gesto de Tchouaméni había sido intencionado.
El proceso de revisión fue seguido con atención tanto por jugadores como por cuerpos técnicos de ambos equipos, así como por el público en las gradas. Las repeticiones mostraron que el balón chocó con el brazo extendido del futbolista francés, pero la postura corporal y el movimiento del defensor generaron dudas respecto a la intencionalidad. Según las normas internacionales, la voluntariedad en el movimiento del brazo es un criterio determinante para sancionar este tipo de jugadas con penalti.
Tras analizar cuidadosamente las imágenes desde distintos ángulos, el colegiado decidió anular su decisión inicial y no sancionó la pena máxima, lo que provocó la inmediata reacción de descontento del Liverpool. Los locales, que ya habían festejado la posibilidad del penalti, manifestaron su desaprobación a través de gestos y palabras tanto en el césped como desde el banquillo. El técnico del equipo inglés también mostró su molestia por la decisión arbitral, considerando que la mano de Tchouaméni debía haber derivado en penal.
A pesar de las protestas, el partido continuó con el marcador sin modificaciones en ese momento. El partido se marchó al descanso sin que ninguno de los dos equipo fueran capaces de mover el marcador. Ya en los segundos 45 minutos, MacAllister adelantó a los reds en el marcador para conseguir la victoria de los suyos, ya que el marcador no volvió a moverse. Los tres puntos se quedan en Anfield a pesar de que Courtois trató de defender la zaga con unas impecables paradas.






