El Gobierno anticipa ahora que la luz al final del túnel llegará en el segundo trimestre del próximo año, gracias a un incremento de las exportaciones agropecuarias. La recesión se extendería entonces hasta marzo de 2019 y luego la actividad iniciaría una recuperación, según explicaron ayer fuentes del Palacio de Hacienda, pese a que anticipan que el contexto externo continuará siendo negativo y que no esperan el empujón de la obra en infraestructura vía contratos de Participación Público Privada (PPP), modalidad a la que “ya no apostamos ni una ficha”, según dijeron. El fondo de garantía de sustentabilidad, stock de respaldo de los aportes para los jubilados, comenzará a usarse a partir de abril próximo para el pago de los haberes previsionales, dado que para ese mes se habrán consumido los ingresos provenientes del blanqueo de capitales. Como el Banco Central tiene prohibido por el acuerdo con el Fondo Monetario financiar al Tesoro, será el Banco Nación el que aporte el año próximo 15.000 millones de pesos de sus utilidades. También se congelará el fondo de incentivo docente a las provincias en términos nominales, con el objetivo de que la inflación lo vaya licuando con el tiempo.
Desde el equipo de Hacienda reconocen que hubo una enorme diferencia entre la previsión de variables del presupuesto de este año y lo que terminó sucediendo. Sin embargo, lo reducen a cuestiones externas e imponderables: sequía, volatilidad financiera externa, la crisis turca, la suba de tasas de interés de Estados Unidos y recientemente los problemas en Brasil. Nada de esto está previsto que vaya a cambiar pero esta vez aseguran que una buena cosecha alcanzará para compensar todos esos problemas. “El contexto externo desfavorable se va a mantener, pero la apuesta es a una mejora en la cosecha. El agro va a traccionar”, se esperanzan en Hacienda. También esperan que el consumo mejore en términos interanuales recién en el último trimestre del año próximo, cerca de la elecciones presidenciales, en torno a 15 por ciento contra 2018. De todos modos, en el balance anual el consumo privado se proyecta con una contracción del 1,6 por ciento.
Dólar e inflación. El tipo de cambio promedio para el año próximo es de 40,10 pesos por dólar, un nivel incluso inferior al valor diario actual de 40,42 pesos. Los funcionarios lo comparan con un promedio de entre 28-30 pesos para 2018. La inflación, en tanto, se ubicaría punta a punta en 23 por ciento en 2019, contra un 42 por ciento proyectado para este año. Los funcionarios de Cambiemos consideran que el dólar está lo suficientemente alto en materia de competitividad. “Si subiese 10 por ciento más a 44 pesos, se ubicaría en niveles de competitividad de 2003”, señalaron. Aunque la depreciación del tipo de cambio y la suba de precios, reconocen, es funcional con la meta de resultado primario.
Obra pública. El gasto en obra pública a nivel general se va a reducir en un 7 por ciento en términos nominales respecto de este año, lo que implica una caída de al menos el 30 por ciento real teniendo en cuenta la inflación estimada para 2019. Dentro de este recorte, las obras en infraestructura para el área de Educación se mantendrán sin cambios nominales (0 por ciento), que implica una caída real del 23 por ciento. La apuesta es trasladar esa responsabilidad a las provincias. “Ya no hay fichas par
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