Los hijos de Fangio contaron anécdotas inéditas de su padre y se pronunciaron sobre el futuro de Colapinto en la F1.

En Deportes
junio 28, 2025

Siempre da para homenajear a Juan Manuel Fangio. Esta vez fue por el cumple 114 del Quíntuple campeón de Fórmula 1 y en un evento que se armó el martes a la noche en un lugar de San Telmo, estuvieron sus hijos, Oscar, Rubén y Juan Carlos, e Infobae charló con ellos para conocer historias inéditas del Chueco de Balcarce.

Todo fue por el lanzamiento de un reloj Edox que le rinde tributo al balcarceño, campeón mundial en 1951, 1954, 1955, 1956 y 1957. Oscar Cacho Fangio (87 años) fue piloto y tuvo la posibilidad de pasar varios momentos en los autódromos acompañado de su viejo. “Me acuerdo de una historia de cuando él ganó acá en Buenos Aires con un calor tremendo. Yo tenía 16 en ese momento y me pidió que llevara un repollo que había estado guardado en la heladera toda la noche. Era un día que hacía 40 grados y cuando llegamos, le pidió a uno de los mecánicos una bolsa con hielo y metió el repollo ahí. Le sacó dos o tres hojas con el hielo y se las puso dentro del casco. Así logró ganar mientras que el resto de los pilotos se insolaban“, cuenta sobre la victoria de su viejo en el Gran Premio de F1 de Argentina de 1955, a bordo de un Mercedes.

Pero, ¿de dónde sacaba Fangio esas ideas? Cacho revela que “me puse a analizar las cosas raras que él hacía y es re común en los que nacimos en un pueblo. Por ejemplo, cuando era chico y estabas empachado, te llevaban a una curandera para que te ‘tirara el cuerito’, te ponían un parche en la panza y arriba un repollo. Después te fajaban con una de algodón. Tenías que tenerlos tres días. Te sacaban la faja y el repollo se hacía pedazos y era porque el repollo te sacaba el calor. Eso fue lo que aprendió mi viejo”.

Por su lado, Juan Carlos (80) larga que “era un tipo muy bonachón. Re gaucho, campechano. La verdad, era re copado charlar con él. Me acuerdo de una vuelta que yo iba en una camioneta Rural de la institución donde laburaba. Al día siguiente lo tenía que ver para pedirle una mano y cuando lo saludo en la concesionaria que estaba acá en Constitución, me dice ‘ayer venías en la Rural esa a paso de tortuga’. Yo iba al mango, a 140 por hora, pero ahí me di cuenta que él me había pasado con su auto y uno ni se imaginaba que le prestaba atención a todo”.

Rubén (83), en cambio, no conoció a su viejo y, por cómo se parecía, se mandó a hacer el juicio de filiación y lo reconocieron cuando el análisis de ADN dio positivo, igual que a Juan Carlos. Se lleva bárbaro con sus dos hermanos y siempre se los ve juntos en varios eventos y esta vez no fue distinto. “Yo sabía que era mi padrino, pero no que era mi padre”, larga. Hasta que un día el ex empleado de ferrocarriles se la jugó. “Laburé también en gastronomía y ahí la gente me decía que me parecía un montón. Un día en un hotel en Pinamar me puse a hurgar, a averiguar y me di cuenta que no tenía ningún elemento. Pero sí tenía a mi vieja viva y ella fue la que me contó que sí, efectivamente, el Chueco era mi padre. Así que bueno, eso me pasó a los 63 años”.

Sobre qué onda llevar el apellido Fangio, afirma que “es un peso porque uno tiene que portarse bien y honrar el apellido. Todos mis amigos de toda la vida me conocen como Rubén Vázquez y esto fue una sorpresa para todos. La noticia del ADN fue un quilombo no solamente en mi pueblo, Cañuelas, sino en toda la Argentina y en el mundo”.

Reconoce que “el automovilismo no le cabía” y que “era más del fútbol”. Aunque desde que lo reconocieron como hijo de Juan Manuel “voy seguido a la Fundación Fangio, al museo y le vas tomando cariño a algo que hace unos años uno ni bola le daba”.

Hoy la Argentina volvió a manijearse con la Fórmula 1 a pleno por la presencia de Franco Colapinto. Los tres charlaron del piloto bonaerense de 22 años que este finde corre su quinta carrera con Alpine en Austria.

“Hay que darle tiempo, no hay que apurarlo tanto. No hay que meterle presión para que demuestre lo que puede hacer. Hay que dejarlo piola”, larga Oscar.

Mientras que Juan Carlos admite que “me encanta. Probablemente yo lo vi correr desde que se inició, ya que cuando fuimos a Monza él ya había ganado en Fórmula 3. O también el año pasado cuando estaba con Williams y pasó un montón de autos en la largada (Singapur). Eso te lo dice todo”. Y con una sonrisa, medio en joda, agrega que “capaz que debería hablar un poquito menos”.

Y Rubén asegura “se nota que es un pibe que la tiene clara. Hoy no tiene la máquina. Pero bueno, yo cada vez que lo veo me acuerdo de Ayrton Senna por cómo se parece. Pero tiene talento y sé que van a llegar los buenos resultados apenas le den una máquina competitiva. Tarde o temprano el pibe lo va a lograr“.

La charla con los tres se cortó porque arrancó el show de tango, algo bien argento como Juan Manuel Fangio. El próximo 17 de julio se cumplen 30 años de que se fue, pero sigue re vigente por su inmensa historia y su legado vivo gracias a sus hijos.

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