El economista Carlos Melconian amenizó la cena de colación de la CFA Society Argentina en el hotel Madero, donde los nuevos miembros del club de prácticas éticas de las Finanzas más exigente del mundo recibieron sus charters tras aprobar su tercer examen internacional. Como lo destacó su presidente Alejandro Bianchi, la misión de estos profesionales será la de "ayudar a levantar la mira" del corto plazo y trabajar en la calidad institucional para que cuando el mundo vuelva a experimentar una tormenta financiera como la de 2018, el mundo mire a la Argentina y diga "algo están haciendo bien".
Respecto de la economía global, Bianchi consideró que si bien hay un indicio de una probable recesión en los Estados Unidos en un futuro cercano, la economía de 2019 sea "menos hostil" que la de este año en la que las bolsas del mundo se desplomaron en promedio 7,7% en dólares y en Argentina, 50,36%.
Sin embargo, para el ex presidente del Banco Nación, 2019 tiene sus propias dificultades en el frente interno ya que aseguró que la economía no llegará a las elecciones con un "crecimiento exuberante" ni nada que se le parezca. En el análisis sectorial consideró que solo el campo "si el tiempo acompaña" podrá tener un crecimiento en forma de "V", mientras que para el resto de la economía que -representa el 85% del PBI- tendrá forma de "L". Lo cual lo condujo a preguntarse si un Gobierno "puede ganar una elección con esta economía". "Nunca ocurrió", se respondió.
"Este no es un programa para reactivar la economía, sino para apagar el incendio", dijo el economista y consultor que,con su habitual tono fluctuante entre el rigor técnico y el vocabulario campechano y futbolístico, trazó un bosquejo de la actualidad argentina desde el momento en el que salieron los mercados y entró el FMI, el "único bombero de emergencia que tiene agua cuando los mercados se están prendiendo fuego".
Sin desmedro de sus colegas funcionarios, Melconian consideró a que la política que lleva a adelante el equipo económico de Macri "no le da el piné" para llamarse programa, sino que se trata de la "antigua, rústica y tosca" receta del FMI de la cual el Fondo se hizo cargo de la política monetaria, cambiaria y fiscal y a los funcionarios solo les quedó encargarse de los "aspecto comunicativo". A la vez que reiteró que el presidente actuó "rápido de reflejos" al ir al Fondo porque era la única fuente de liquidez tras el cierre de los mercados para los emergentes en general y la Argentina en particular.
Particularmente preocupado por no estar siendo filmado ni grabado, el economista hizo reír a la audiencia con sus metáforas pero no por eso dejó de recordar la gravedad de la situación económica que atraviesa el país producto de la herencia de "déficits simultáneos, distorsión de los precios relativos y estanflación" y también de la "mala praxis" del Gobierno, que lo llevó a perder en manos del Fondo Monetario el timón de la política económica a cambio de un plan de asistencia internacional que a los tres meses fracasó y se tradujo en un segundo acuerdo "con un esquema que en mi vida vi" donde "el 70% se desembolsa en tres meses y un puchito va para el gobierno que viene, que puede ser Macri".






