Es sabido que las nuevas costumbres y métodos de trabajo llevan a las personas a realizar un estilo de vida cada vez más sedentario. Esta situación es algo que suele agravarse a medida que la edad avanza y las consecuencias en la salud y el estado físico no se hacen esperar. Por eso es importante conocer los beneficios del entrenamiento y saber que nunca es tarde para empezar.
Si bien se suele creer que el momento para realizar actividad física o deportes es en la juventud, o más precisamente entre los 20 y 30 años, este tipo de prácticas es altamente saludable para todas las personas y en todas las edades. Cada vez son más quienes deciden empezar con entrenamiento después de los 30, 40 o 50 años.
Ejercicio a los 50
No necesariamente existe una edad ideal para empezar a entrenar, lo que sí es cierto es que mientras antes se entrene, más y mejores resultados se conseguirán. No obstante, los expertos afirman que quienes inician entre los 60 y los 70 años, lejos de tener dificultades, obtienen también grandes resultados en el estado de salud, físico y de ánimo.
A pesar de los cambios actuales en los estilos de vida, se suele relacionar a la juventud con una mayor actividad física. Por este motivo es que se tiende a valorar el ejercicio físico en las personas más grandes. Lo que hay que saber es que comenzar a hacer actividades tiene un impacto en el corto plazo, pero en mayor medida los resultados se ven después de años.
Según la Organización Mundial de la Salud, el ejercicio físico genera cambios metabólicos en el cuerpo, independientemente de la edad. No necesariamente se debe acudir a un entrenamiento extenuante, entre 150 minutos por semana de aeróbico y dos o tres veces por semana de ejercicio anaeróbico, esto es de fuerza, que podrá ser levantamiento de pesas u otro tipo de ejercicio como pilates, se considera suficiente.
Algunos especialistas tienden a creer que los 10 años anteriores determinan a los 10 años futuros. En los 30 se construyen los 40, en los 40 se construyen los 50 y así sucesivamente.
A esta edad, la actividad física es clave para evitar enfermedades crónicas no transmisibles. Un ejemplo de estas podrían ser la diabetes tipo 2, alto colesterol y la obesidad. Mientras que el deporte o el ejercicio se asocia con menor tasa de obesidad, hipertensión, diabetes y otras patologías. Es una edad en la que el cuerpo sigue respondiendo bien a la intensidad aplicada, indistintamente de los objetivos impuestos.
El ejercicio aeróbico, de fuerza y resistencia son la mejor opción en esta etapa.
Esta es una edad donde las exigencias del trabajo, la familia y demás responsabilidades suelen alejar a las personas del ejercicio. A estas alturas, empezar a entrenar sirve para reducir la sarcopenia, una afección que se caracteriza por la pérdida de masa muscular, fuerza y funcionamiento de los músculos acompañada por exceso de grasa.
Aquí se suelen perder más fácilmente las recuperaciones post entrenamiento y las consecuencias de los malos hábitos tienden a asentarse en el cuerpo (dolor de columna, dolores musculares o el alto colesterol).
Si no se hizo hasta ahora, incorporar el ejercicio a la vida es fundamental, sobre todo para prevenir la sarcopenia y las enfermedades cardiovasculares, que son muy comunes a esa edad. Tanto en hombres como en mujeres comienza el declive hormonal. Lo bueno es que el ejercicio hará maravillas si es constante y disciplinado.
En esta etapa no deben faltar ejercicios aeróbicos, anaeróbicos, de resistencia y de fuerza muscular.
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