En su publicación, Torales, estudiante de sexto año de la Escuela Gerardo Victorin y miembro de una familia que lleva cinco generaciones dedicadas al chamamé, relató con orgullo su vínculo con la música:
“Frecuento la peatonal de mi amada ciudad de Concordia para mostrar y compartir mi trabajo musical a quien guste escuchar, sin amplificación, simplemente haciendo sonar mi acordeón, por amor a la música”, explicó.
Sin embargo, este viernes su rutina se vio interrumpida cuando inspectores municipales, en términos cordiales, le solicitaron que se retire. Según le informaron, una ordenanza municipal prohíbe tanto la venta ambulante como las expresiones de arte callejero. “Si bien una es una actividad comercial y la otra es artística, me retiré sin cuestionamientos, pero con un sabor amargo y una tristeza que me invadió el cuerpo”, escribió.
Torales cuestionó con firmeza la falta de apoyo hacia los jóvenes artistas locales y criticó la ordenanza que, según él, ignora el valor del patrimonio cultural: “Quienes trabajaron en esa ordenanza desconocen la importancia del arte local. Es lamentable el grado de desinterés hacia quienes queremos crecer musicalmente y promover nuestra cultura”, expresó.
El posteo no tardó en recibir una avalancha de reacciones de apoyo. Decenas de artistas de Concordia y ciudadanos se solidarizaron con el joven, compartiendo sus propias experiencias de restricciones y lamentando las dificultades que enfrentan quienes buscan expresar su arte en espacios públicos.
Algunos en las redes sociales hasta se animaron a pedir una ses{on extraordinaria para que se revise la normativa vigente.
“Como persona educada, tomé mis cosas y me retiré, pero quiero manifestar mi desacuerdo porque a nadie he molestado, ni molestaré. La peatonal se quedó sin esos ratos de música y de interacción social que tanto valoramos”, concluyó el joven acordeonista, dejando una reflexión sobre el papel del arte como motor de identidad y conexión comunitaria.
El caso de Juan Pablo Torales no solo evidencia el impacto de esta ordenanza, sino que también resalta la fuerza de una comunidad que se une para defender la música, la cultura y el derecho a expresarse libremente en los espacios públicos.
