¿Por qué Argentina le pone las fichas a Colapinto para que la F1 vuelva al país? Las otras sedes que se disputan un lugar.

En Deportes
septiembre 30, 2025

La vuelta del Gran Premio de Fórmula 1 a la Argentina es un tema que enloquece a los fierreros y a muchos más. Es la chance de ver en vivo a los pesos pesados de la Máxima, y ojalá, de bancar a Franco Colapinto, si la fecha para 2028 se da y él sigue corriendo ahí.

Para que se concrete, hace falta mucho más. Es un quilombo de gestión, con un presupuesto inicial que da vértigo, un montón de obras y la necesidad de encontrar un hueco en el calendario, que es el más extenso de la historia con 24 GPs, seis de ellos en América.

La F1 siempre tuvo su público, pero la serie Drive to Survive de Netflix, que arrancó su tercera temporada en plena pandemia, hizo que millones que antes ni fu ni fa, se volvieran fanáticos. Por eso, las entradas —salvo alguna excepción— vuelan en los 21 países y cuatro continentes que visitan.

Hoy, lo que hay que pagarle a la F1 por año va de 40 a 70 millones de dólares, según dónde sea la carrera. Formula One Management (FOM), la empresa que maneja el negocio y la promoción, fija los montos según el interés. En 2016, Liberty Media, un grupo yanqui, compró FOM y logró que la categoría explotara en Estados Unidos, al punto de tener tres carreras: Austin, Las Vegas y Miami.

Acá en Argentina, si bien la FOM tiene ganas de venir, el Autódromo Oscar y Juan Gálvez de Buenos Aires, el lugar elegido, necesita una inversión extra de más de 100 millones de dólares para las reformas. Eso sería para que, en 2027, vuelva el MotoGP, después de 28 años sin correr en la Capital. Ojo, entre 2014 y 2025, el Mundial de Motociclismo se corrió nueve veces en Termas de Río Hondo, Santiago del Estero.

Tener un piloto argentino en la F1 le daría un envión al negocio. El periodista británico Joe Saward, que escribe de F1 desde 1988 y fue editor de Autosport y F1 News, tiró: “Argentina va a depender casi por completo de si Franco Colapinto logra mantenerse bien en 2026. El equipo Alpine tiene mucho laburo por delante y no se va a arreglar rápido, pero si Colapinto sigue ahí, podríamos volver a Buenos Aires”.

Además de Argentina, Saward menciona a Corea, Portugal y Sudáfrica como posibles candidatas. Ni hablar de Turquía y Barcelona. “El precio es importante, pero también la estrategia para que la F1 sea más global”, remarcó. Y agregó: “Otra carrera en Sudamérica, por ejemplo, suma más que una más en Europa. Una en África se ve como importante, siempre y cuando el trato sea el correcto. Dato: el presidente de Ruanda, Paul Kagame, estuvo en Bakú, pero no se hizo el canchero. Se juntó con Stefano Domenicali, pero evitó las fotos en la largada. Sudáfrica sigue conversando y mandando comunicados, pero no parece que se vaya a concretar nada, ni hay un acuerdo cerca”.

Lo mejor del último Gran Premio de Argentina, con el triunfo de Michael Schumacher y su Ferrari.

Sobre la chance de la F1 acá, Colapinto fue cauto antes del GP de Bélgica: “El MotoGP va a correr en Argentina. Qué bueno que sea en Buenos Aires, con tanta hinchada. Traer de vuelta la F1 va a ser más complicado, pero si se logra, sería bárbaro. Obvio que me encantaría, es uno de mis sueños, pero todavía lo veo medio lejos. Hay un montón de laburo para que la F1 venga, pero sería una locura si se hace realidad”.

La última vez que la F1 corrió en Argentina, entre 1995 y 1998, los años con más entradas vendidas fueron el primero y el cuarto. “En 1995 se vendieron unas 55.000, en 1996 fueron 49.000, en 1997 unas 48.000 y en 1998, por la presencia de Esteban Tuero, volvimos a superar las 50.000, llegando a 59.000”, recordó el empresario Eduardo Ramírez en el programa Historia de Campeones. Ramírez fue el manager de Esteban Tuero y Gastón Mazzacane (los últimos pilotos argentinos en F1 antes de Colapinto) y también metió mano en la organización de esas carreras de los noventa.

En ese momento, el Estado no puso un mango, todo el presupuesto salió de privados. Una conocida tabacalera que bancaba a McLaren, Ferrari y otros equipos, era uno de los sponsors clave, junto a una tarjeta de crédito importante y otras empresas. También consiguieron avales en bancos de afuera gracias a la movida de los hermanos Federico y Marcos Gastaldi, quienes, junto a Felipe Mc Gough y Fernando Tornello, llevaron adelante las gestiones y lograron traer el evento.

Para que la F1 vuelva acá, se está negociando con promotores privados. El Grupo OSD de Orly Terranova y Fenix Entertainment Group son los que conversan con la FOM. El Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires apoya y, por eso, va a desembolsar la plata que se dijo para las obras que arrancan en diciembre y terminan en febrero de 2027. Poner el autódromo porteño en el Grado 1 que pide la FIA va a implicar un costo extra. Por ejemplo, este año en Hungría se gastaron 200 millones de euros (234 millones de dólares) para remodelar el Hungaroring, donde se hicieron boxes nuevos y se cambiaron tribunas.

Tener un piloto de local puede sumar, pero ya se vio que no es algo fundamental. Hay que recordar que millones de argentinos nunca vieron una carrera de F1 y tenerla en Buenos Aires sería cumplir un sueño. Pero hay otro punto clave: la situación económica del país, y más si la inversión —en un principio— la van a poner toda los privados. La expectativa es tremenda, pero hay que ser realistas.

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