Un terremoto de magnitud 7,7 sacudió el centro de Myanmar el viernes, causando estragos en la capital administrativa y generando temblores en Tailandia y China. El evento dejó al menos 1.002 muertos y 2.376 heridos, con las autoridades locales y los equipos de rescate luchando por acceder a las zonas afectadas.
En Myanmar, la falta de infraestructura debido a una prolongada guerra civil dificulta las labores de rescate. Los sobrevivientes, incluido Htet Min Oo, relatan la angustia de tratar de rescatar a familiares bajo los escombros sin asistencia adecuada.
El sismo impactó en zonas con fuertes conflictos entre guerrillas étnicas y el Ejército, agravando la situación en un país sumido en la crisis desde el golpe de 2021. Las consecuencias se extendieron a Tailandia y China, con edificaciones colapsadas y cientos de afectados.
China anunció una ayuda humanitaria de emergencia para Myanmar, mientras Tailandia se esfuerza por rescatar a los atrapados en un edificio derrumbado en Bangkok. La ONU destina fondos para la asistencia vital en la región, mientras organizaciones como Médicos Sin Fronteras comienzan a desplegarse.
El desplome del Sky Villa Condominium en Myanmar y los daños en Ruili, China, reflejan la magnitud del desastre. A medida que crece el número de víctimas y desaparecidos, el mundo responde con solidaridad y acciones concretas para enfrentar la crisis humanitaria en curso.