Durante el verano, el panorama del suministro eléctrico presenta desafíos significativos. El gobierno ha reconocido esta situación crítica y ha implementado un plan de contingencia que ha generado controversias.
En primer lugar, se han recibido críticas por la cancelación de la licitación Terconf, que tenía como objetivo la construcción de nuevas centrales térmicas eficientes y cercanas a zonas estratégicas durante la gestión anterior. Por otra parte, también se ha señalado el lucrativo negocio que existe en torno al costo de generación de energía.
En un seminario de Energía organizado por el Instituto de Energía de la Universidad Austral, el representante de Transener admitió que el Plan de Contingencia del gobierno aumentará considerablemente el costo de generación. Según Carlos Borga, director técnico de la principal empresa de transporte eléctrico del país, el verdadero problema radica en la obsoleta red de transporte eléctrico, lo que afecta el funcionamiento del sistema en su totalidad.
Borga destacó la importancia de ampliar la capacidad de transporte de energía de manera urgente, ya que la saturación actual provoca un mayor desgaste del equipamiento durante picos de temperatura, aumentando la probabilidad de incidentes. El proyecto presentado por Transener busca fortalecer el suministro en el Área Metropolitana mediante la construcción de una nueva Estación Transformadora y la ampliación de líneas de alta tensión.
Es crucial abordar la cuestión de quién asumirá los costos de estas mejoras en el sistema eléctrico. Transener propone trasladar el costo a las facturas de los usuarios, lo que tendría un impacto leve en el precio final pero garantizaría un servicio de mejor calidad. Sin embargo, esto plantea nuevas interrogantes sobre la distribución de beneficios a corto plazo y la dinámica de las inversiones para asegurar la mejora del servicio.
La falta de inversiones en el sistema eléctrico durante décadas ha provocado su obsolescencia. A pesar de argumentos sobre el congelamiento de tarifas, las inversiones de Transener han sido significativas en los últimos años. La empresa ha destinado importantes sumas de dinero a activos no regulados, lo que ha generado dudas sobre la procedencia de estos fondos y su impacto en la calidad del servicio ofrecido a los usuarios.
En resumen, la necesidad de mejorar la infraestructura eléctrica en Argentina es evidente y urge encontrar soluciones viables que garanticen un suministro eficiente y seguro para todos los usuarios.