"Desde el año 2019, soy víctima de violencia de género", así comenzó su denuncia Jorgelina en redes sociales. Explicó que el acusado, Gabriel Oscar Delelis, no había recurrido a la violencia física, sino que la había sometido a "gritos, insultos, descalificaciones, hostigamiento constante, manipulación psicológica, mensajes intimidatorios, amenazas y promesas de no cesar hasta verme enferma o muerta".
La comunicadora compartió con indignación que a pesar de realizar numerosas denuncias en Tribunales, solo había logrado una restricción de acercamiento de menos de 200 metros, lo cual no ponía fin a su calvario. Por ello, instó a fiscales y jueces a actuar con determinación. Además, reveló que informes judiciales confirmaron que era víctima de violencia simbólica y psicológica por parte de Delelis, quien había amenazado con que debería estar en un psiquiátrico o recibir tres tiros en la cabeza, incluso utilizando a su hijo para transmitirlo.
"Estoy pidiendo auxilio", insistió Jorgelina.
Desde entonces, se negaba a aceptarlo, convencida de su fortaleza como mujer, pero con el tiempo, la crueldad, el odio y la violencia hacia ella se manifestaron de manera más evidente, grotesca, explícita, fuerte y dolorosa. A pesar de las múltiples denuncias y pruebas presentadas, la justicia no respondió de forma efectiva, lo que generó desesperación, miedo, angustia y pánico.
La impotencia por soportar la situación, sin obtener respuestas concretas, la llevó a exigir una justicia real y a visibilizar su situación para su propia protección y la de sus hijos, quienes también sufrían indirectamente las secuelas de la violencia ejercida por Delelis. Jorgelina no quería convertirse en otra víctima más, por lo que buscaba poner fin a esa situación concreta que la mantenía en constante peligro.