Se conmemora hoy en la Argentina el Día de la Conciencia Ciudadana y el Respeto al Prójimo en el Tránsito, una fecha que busca concientizar y sensibilizar sobre el respeto hacia las otras personas con las que se comparte la vía pública al circular. Esto es fundamental, considerando que la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que de 1,35 millones de personas que mueren en el mundo cada año como consecuencia de siniestros viales, y la mitad son usuarios vulnerables, tales como peatones, ciclistas y motociclistas. A esto hay que sumar la cantidad de personas que sufren traumatismos que les provocan alguna discapacidad. “Las lesiones causadas por el tránsito generan secuelas económicas, sociales y psicológicas considerables para las víctimas, sus familias y los países en su conjunto”, según publica el sitio Argentina.gob.ar, donde alertan que el uso de celular es un factor de riesgo frecuente.
Entre las principales causas de siniestros viales, se destacan el exceso de velocidad, el consumo de alcohol o de drogas, el cansancio y el estrés, y las distracciones al conducir. En este último caso, el uso del celular mientras se maneja es cada vez más frecuente. En materia de seguridad vial es preocupante, ya que la OMS estima que esta situación cuatriplica el riesgo de provocar un accidente dentro de un ámbito urbano o en la ruta: sucede que mientras se habla por teléfono, aunque sea con “manos libres”, se pierde la capacidad de concentración, no se mantiene una velocidad constante, la distancia de seguridad no es suficiente con el vehículo que circula delante y el tiempo de reacción aumenta considerablemente.
Un informe del Observatorio de la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV) reveló que “el 82% de los conductores de vehículos en Argentina manifiesta conocer la peligrosidad de usar el teléfono celular mientras se conduce”. Sin embargo, este factor de riesgo se incrementó en los últimos años, pese a que la Ley de Tránsito 24.449 prohíbe el uso del celular mientras se maneja un auto u otro vehículo.
Sobre este tema, el instructor de manejo de Paraná Luis Romero, quien tiene una experiencia de 40 años en esta labor y le enseñó a conducir a varias generaciones, observó: “Se ve muchísima gente hablando por celular. Me animaría a decir que de 10 personas, nueve están con el celular en algún momento. Se nota bastante en los semáforos que cuando está en rojo y se detienen, se ponen a revisar el teléfono, empiezan a contestar los mensajes, ven quién los llamó, y cuando dio luz verde siguen enganchadas y les tienen que tocar bocina para que avancen”.
“Esto ocurre a pesar de que los vehículos también tienen manos libres. Y también se ve mucho en las motos, sobre todo en los delivery, que van pendientes de la aplicación para la que trabajan y del GPS para conocer la ubicación adonde van”, señaló, y añadió: “Uno con los años ya conoce el peligro y lo identifica de otra forma, pero muchos chicos jóvenes piensan que no les va a pasar nada, no tienen en cuenta que la velocidad debe ser acorde al tiempo de reacción. A algunos les falta más práctica de manejo, y en las motos se necesita más prudencia, porque están más expuestos, pero en la calle hasta se ve gente haciendo willy, y pasó inclusive en el Túnel Subfluvial”.
En la vía pública también hay ciclistas y peatones que utilizan el celular al trasladarse, y se exponen a los peligros de sufrir un incidente vial o de otra índole por distraerse con el dispositivo. “En todos los casos hay que dejar de lado el teléfono y tomar todos los recaudos, porque en el impacto cuando hay un choque, quien se va a ver más dañado es el que conduce ya sea una motociclista o una bicicleta, o un peatón, ya que quien va en un auto está dentro de un habitáculo”.
Además de que muchos manejan hablando por celular o leyendo mensajes, hay otras infracciones que suelen observarse con frecuencia en Paraná, y sobre este punto, Romero alertó: “Lo que se está viendo mucho en lo diario es que todavía no llegamos a tener la cultura de valorar la vida humana. Si bien la mujer, como es generadora de vida, suele ser más cuidadosa, en términos generales Paraná es una jungla, como se dice. Cada uno busca su comodidad y hay muchos que si pudieran descargar mercadería entrando con el auto al comercio mismo, lo harían. También se ven muchos coches en doble fila en lugares donde no está permitido. No se respetan las rampas para las personas con discapacidad, no se respetan los siete metros que debe tener de dos ochavas hacia el medio de la arteria. Y hay una costumbre habitual de las motos, que no la entiendo, que es pasar el semáforo en rojo. Generalmente los de delivery lo hacen, y nada justifica arriesgar la vida de esa manera”.
“Hay que hacer un llamado de atención a los conductores en esto de cuidar también la vida del otro, porque sufre las mayores consecuencias de un choque es el que tiene un vehículo de menor porte, un ciclista o un peatón, o un motociclista”, reiteró.
Respetar la prioridad de paso en quien viene por el lado izquierdo es otra cuestión que suele omitirse en la ciudad, y sobre este punto, Romero subrayó: “Al llegar a una esquina, los dos deben frenar. Siempre digo que no por querer hacer valer los derechos de uno vamos a dejar que nos choquen. Es usar el sentido común”.
Usar casco de protección en el caso de las motos o las bicicletas, y en auto el cinturón de seguridad o la sillita reglamentaria cuando se trata de menores, también es clave para ayudar a prevenir daños.
Por otra parte, salir a la calle con el vehículo en buen estado también es primordial: “Se ven muchos autos en mal estado. Si uno no tiene para mantenerlo, lamentablemente no debería salir a la calle porque genera un peligro y puede matar o chocar a alguien. Por eso es importantísimo el tema de la obligación del seguro, que lo veo fundamental. Nadie sale a chocar, pero puede ocurrir una fatalidad por falla humana o falla mecánica”, remarcó el instructor de manejo.
Asimismo, sostuvo: “Siempre digo que a veces es fundamental la luz de giro para anunciar tanto al vehículo de enfrente como al que tenemos atrás, y también al peatón que está esperando, qué va a hacer el auto. Hay que poner el guiño con anticipación, ya a mitad de cuadra”.
“Van de la mano la educación con la seguridad vial. No hay nada más para inventar, está todo, sólo hay que cumplir las normas, tener cuidado, y mantener la distancia y la velocidad permitida en cada lugar”, recalcó Romero, quien destacó la importancia de aprender a manejar o perfeccionarse con un instructor, ya que existe un mayor compromiso y no se corre el riesgo de adquirir hábitos inadecuados de algún familiar o amigo que le enseñe: “Nuestro curso consta de 12 clases para quien recién empieza, o de seis clases para quien busca perfeccionarse”, mencionó por último.
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