El gasto público volvió a tener un fuerte ajuste en noviembre y le permitiría al Gobierno volver a mostrar otro mes de cuentas públicas equilibradas. Con el colchón de excedente fiscal de todo el año el Poder Ejecutivo deberá afrontar la última parte del año, que por cuestiones estacionales implica un nivel de gasto más alto y que, se estima, terminará con déficit primario pero con una foto completa del 2024 superavitaria.
El mes pasado el ritmo del ajuste del gasto en la comparación interanual fue el menos pronunciado desde que comenzó el gobierno de Javier Milei, según remarcó un informe de la consultora Analytica, que hizo un estudio en base a datos de erogaciones devengadas -es decir, pagos comprometidos pero no necesariamente concretados- y que fue de 19% en términos reales. El mes con el ajuste de gasto primario más marcado fue marzo (-39% anual) y el más leve había sido abril, con -22 por ciento.
Para Analytica, en noviembre el gasto primario real devengado tuvo una caída del 18,9% interanual y “considerando los primeros once meses, la contracción en términos reales fue del 28,8% comparado con igual período del año pasado”, planteó esa consultora. “Entre las partidas devengadas con mayores ajustes reales respecto a noviembre 2023 figuran la obra pública (-71,5%), las transferencias a provincias (-69,4%), el gasto en programas sociales (-43,7%) y los subsidios económicos (-37,6%), en particular los destinados al transporte (-49,3%)”, estimaron. Las jubilaciones dejaron de ser, a diferencia de los primeros meses del 2024, un renglón del gasto fuertemente ajustado, por el efecto de la fórmula mensual automática. En noviembre, sin ir más lejos, la caída en el ritmo de gasto en jubilaciones y pensiones fue de 2,1 por ciento.
Es elemento es, para Analytica, la novedad del último tiempo en el plan de ajuste del gasto para llegar al superávit este año: la primera parte del año estuvo sostenido por los gastos previsionales pero luego la tendencia cambió porque las jubilaciones se convirtieron en un gasto aún más rígido al tener incrementos mensuales que siguen a la inflación pasada. Al analizar los primeros once meses del año, como comparación, la poda en jubilaciones y pensiones fue de 17% en términos reales en comparación con ese mismo lapso del año anterior.
Otros dos informes analizaron las cuentas públicas de noviembre, también en base a datos devengados, que se diferencian de lo que publica la Secretaría de Hacienda, que toma en consideración solo los gastos efectivamente pagados, lo que se conoce como base caja. Para la Asociación Argentina de Presupuesto (ASAP), los ingresos cayeron 1,1% en términos reales y en lo que va del año, un 6,1% acumulado. El gasto total, en tanto, cayó 18,8% y un 27% interanual, tal como había señalado Analytica.
Con esos datos, para ASAP en el mes de noviembre la ejecución del Presupuesto arrojó un resultado primario positivo de $1,14 billones, mientras que al considerar los intereses el resultado financiero pasó a ser muy levemente deficitario ($-0,04 billones). La diferencia de metodología hace que estos números no sean necesariamente los mismos a los que informará dentro de diez días. Más allá de esa diferencia, hay una diferencia muy marcada con el 2023: “En términos acumulados, el superávit financiero (…) asciende a $1,78 billones, en contraste con el déficit de $6,18 billones registrado durante el mismo período del año anterior. Por otro lado, el resultado primario fue de $10,71 billones, a diferencia del déficit de $3,14 billones obtenido en el mismo período”, indicó ASAP.
La Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC), en tanto, registró números similares. “En los últimos dos meses el superávit financiero se sitúa en torno a 2 puntos de los ingresos totales. Ambos resultados se ubican en máximos valores de una serie desde 2010. En términos constantes a pesos de noviembre de 2024 la reversión del resultado fiscal es del orden de los $30 billones de pesos”, mencionó el informe.
Una particularidad de las últimas semanas es que el Gobierno decidió acelerar el pago de gastos atrasados, lo que se suele conocer como deuda flotante, y que es un número clave que observa el Fondo Monetario Internacional. Es una variable que tiene sus propias metas, pero el equipo económico hizo un manejo de este tipo de pasivos -que en términos prácticos son la diferencia entre el gasto devengado y el gasto efectivamente realizado- que le permitió transitar el año lejos de zona de incumplimiento. De acuerdo a los últimos datos de la Tesorería General de la Nación, a octubre -último dato oficial- acumulaba el Gobierno deuda exigible por 1,2 billones de pesos, mientras que un mes antes era de $2,3 billones.
Ya hace algunos meses, durante la presentación del resultado fiscal de septiembre, el ministro de Economía, Luis Caputo había advertido sobre presiones adicionales en el gasto público hacia el cierre del año, que suelen concentrarse en diciembre debido al pago de aguinaldos y la aceleración de la ejecución presupuestaria. Entre los factores que contribuirán al aumento de las erogaciones mencionó los intereses de deuda y los aguinaldos.
Un análisis del economista Nadin Argañaraz, director del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf), señala que el ahorro fiscal acumulado durante los primeros meses del año debería ser suficiente para cerrar 2024 con equilibrio en las cuentas públicas. Esto permitiría absorber el incremento del gasto en áreas clave, como el pago de salarios, intereses de deuda y aguinaldos, tanto para empleados públicos como para jubilados.