Cómo los hábitos de sueño afectan la edad biológica del cerebro, según estudio sueco

En Salud
octubre 29, 2025
Un análisis de más de 27 mil adultos revela que dormir mal puede acelerar el envejecimiento cerebral, aumentando hasta un año la edad biológica del cerebro.

Especialistas del Instituto Karolinska de Suecia estudiaron datos de más de 27.500 adultos y confirmaron que la falta de un buen descanso nocturno puede reflejarse en un envejecimiento prematuro del cerebro. Según el estudio publicado en la revista The Lancet, la calidad del sueño influye directamente en la edad biológica cerebral, más allá de la edad cronológica que marca el calendario.

El equipo de investigación utilizó resonancias magnéticas avanzadas y análisis con inteligencia artificial para comparar la estructura cerebral de los voluntarios con lo esperado para su edad real. Los resultados mostraron que quienes tenían malos hábitos de sueño presentaban cerebros que parecían, en promedio, un año mayores que su edad cronológica. “Las personas con mal sueño tenían cerebros que, en promedio, parecían un año mayores que su edad real”, afirmó Abigail Dove, líder del estudio.

El análisis no se limitó a la cantidad de horas dormidas, sino que también consideró otros factores como la preferencia por ser “matutino” o “nocturno”, la presencia de insomnio, los ronquidos frecuentes y la somnolencia diurna. A partir de estos datos, los científicos desarrollaron una escala de sueño que permitió determinar la “edad cerebral” real de cada participante. Cada punto por debajo de un sueño saludable representó seis meses adicionales en el reloj biológico del cerebro.

Este patrón se observó tanto en hombres como en adultos jóvenes, donde quienes descansaban peor tenían cerebros con una edad biológica considerablemente mayor que aquellos con un sueño reparador. La diferencia entre la edad real y la edad cerebral, conocida como “brecha de edad cerebral”, se utiliza como una herramienta de alerta temprana para identificar riesgos aumentados de deterioro cognitivo o mortalidad. Aunque no es un diagnóstico definitivo, este indicador ayuda a anticipar futuros síntomas y a orientar cuidados preventivos.

El estudio identificó la inflamación sistémica como un factor clave que explica aproximadamente el 10% de la relación entre el mal sueño y el envejecimiento cerebral. La inflamación crónica puede dañar los vasos sanguíneos y favorecer el deterioro neuronal, lo que contribuye al envejecimiento prematuro y a enfermedades como la demencia. Además, los investigadores señalaron que el sistema de limpieza de desechos del cerebro, activo principalmente durante el sueño, se ve afectado cuando no se duerme bien. También destacaron la conexión directa entre la calidad del descanso y la salud cardiovascular, ambos elementos que influyen en la longevidad cerebral.

En cuanto a la cantidad de sueño recomendada, el estudio establece que dormir entre siete y ocho horas diarias es el rango óptimo para evitar un envejecimiento cerebral acelerado. Tanto el exceso como la falta de sueño, así como trastornos como el insomnio o los ronquidos frecuentes, afectan negativamente la biología cerebral. Los autores sugieren crear un ambiente propicio para el descanso, evitar estimulantes y buscar tratamiento profesional para los trastornos del sueño como medidas para proteger el cerebro a largo plazo.

El impacto del mal descanso fue más pronunciado en hombres y en personas menores de 60 años. Además, quienes presentan otros factores de riesgo como sedentarismo, tabaquismo o sobrepeso resultaron especialmente vulnerables a estos efectos. Para la comunidad científica, el sueño representa una vía concreta para frenar el envejecimiento cerebral y reducir el riesgo de demencia. Como concluye Abigail Dove: “Nuestros hallazgos evidencian que la falta de sueño puede contribuir al envejecimiento cerebral acelerado y señalan la inflamación como uno de los mecanismos subyacentes”. La publicación en eBioMedicine recomienda priorizar rutinas regulares, ambientes adecuados para el descanso y atención médica ante insomnio o apnea.

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