El impacto devastador del tabaquismo en los pulmones es un tema ampliamente debatido en el ámbito médico, ya que, aunque los efectos más graves suelen manifestarse después de años de consumo de tabaco, en muchos casos el daño es irreversible.
Fumar incrementa significativamente el riesgo de padecer diversas enfermedades pulmonares, como el cáncer de pulmón, enfisema y bronquitis crónica, entre otras. La estructura delicada de los pulmones limita su capacidad de regeneración, lo que lleva a que los efectos del daño sean permanentes en cuanto alcanzan cierto nivel.
Cuando se abandona el tabaco, los pulmones comienzan a purificarse gradualmente. Según Medical Today, apenas un mes después de dejar de fumar, la función pulmonar empieza a mejorar: las vías respiratorias se despejan y se reduce la inflamación, facilitando la respiración.
Tras un año sin fumar, el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares se reduce a la mitad y la capacidad pulmonar continúa mejorando, aunque no completamente. Para pacientes con enfermedades respiratorias crónicas previas, como la EPOC, dejar de fumar puede frenar la progresión de la enfermedad y disminuir los episodios agudos, aunque los daños más graves, como el enfisema, son irreversibles.
Aunque los pulmones pueden seguir mejorando durante varios años después de dejar de fumar, los beneficios son más notables en los primeros cinco años. A largo plazo, abandonar el tabaco puede aumentar la esperanza de vida, aunque los expertos insisten en la importancia de dejar de fumar lo antes posible.
El Profesor Nick Hopkinson, consultor en neumología en el Hospital Royal Brompton de Londres, señaló en una entrevista con Daily Mail que el daño causado por fumar en los pulmones es irreversible después de más de diez años de tabaquismo. La inflamación crónica y la producción excesiva de moco alteran el funcionamiento de las células pulmonares, aumentando la susceptibilidad a infecciones respiratorias, como la neumonía.
El impacto del tabaquismo en el microbioma pulmonar, como mencionó William Cookson, profesor de medicina genómica en el Imperial College de Londres, es un aspecto poco conocido. Fumar altera la comunidad bacteriana en los pulmones, lo que facilita la invasión de patógenos como los estreptococos, principales causantes de infecciones pulmonares, tornando a los exfumadores más vulnerables a infecciones crónicas.
El daño permanente en los pulmones depende de la cantidad y duración del consumo de tabaco, según el Dr. Maher Karam-Hage, experto en tratamiento del tabaquismo del Centro MD Anderson. La destrucción de los alvéolos pulmonares comienza desde los primeros cigarrillos debido al alquitrán, una sustancia pegajosa que se forma al quemar los productos químicos del cigarro y que se adhiere a las paredes pulmonares, provocando un daño progresivo e irreversible.
Aunque los pulmones no pueden regenerarse por completo, sí es posible mejorar su funcionamiento y reducir los síntomas de las enfermedades pulmonares mediante el ejercicio y una dieta saludable, como explica el Dr. Karam-Hage en una entrevista con el MD Anderson Cancer Center.