"Por respeto a los argentinos, al momento que vivimos, a los desafíos que nos planteamos, no voy a contestar las agresiones, las chicanas, las amenazas a la democracia, la prepotencia, el desconocimiento a las herramientas estatales, que han manifestado. Simplemente doy paso al próximo bloque", respondió el jefe de Gabinete ante la primera oleada de preguntas picantes de los diputados del kirchnerismo, que exhibieron en sus bancas la pancartas con la frase "Macri miente".
Todas aludieron a la crisis económica suscitada con la corrida cambiaria. "¿Por qué ponen un techo de 15% en paritarias y el sector especulativo gana 40%? No son el mejor equipo de los últimos 50 años, sino los empleados del mes del Fondo Monetario", gritó Mario Cleri.
"Argentina no tiene precio", aseguró el rionegrino Martín Doñate le recordó que hasta su tío Federico Braun, dueño de La Anónima, pierde plata con su Gobierno. "Pregúntele a él", se escapó Peña.
Los golpes más duros los propiciaron Leopoldo Moreau y Axel Kicillof, para quien la semana pasada Macri protagonizó la peor corrida bancaria de la historia. "¡Es increíble! Diez mil millones de dólares que se fugaron, el dólar a 25, la tasa de interés a 40, y todavía faltan las consecuencias", se indignó.
"Esperaba que viniera otro jefe de Gabinete, porque alguien se tiene que hacer cargo", lo había atacado el radical y exigió identificar a los Bancos "como el JP Morgan", que compraron dólares a 20 para venderlo a 25 y de ganancias ocultas de BlackRock, el fondo que frenó la corrida. "Caputo es el bobo de Wall Street", atacó.
Una descripción similar hizo más tarde José Ignacio De Mendiguren, que habló de una fallida reunión entre Federico Sturzenegger y Enrique Cristofani, del Banco Santander. "No conozco la agenda del Banco Central", se escudó Marcos, decidido a no chocar.
Parecían bien lejanos aquellos días de furia, cuando llegó a gritarles "¡Háganse cargo!" a los kirchneristas y luego mandó a imprimir remeras con ese slogans. Negó que haya techo a paritarias y reivindicó el acuerdo con el FMI por ser un prestamista de última instancia que ofrece mejores tasas de interés.
"La ley es clara, el acuerdo no tiene que pasar por el Congreso", confirmó. "El problema de base es que gastamos más de lo que ingresa y hasta que no resolvemos eso estas cosas van a pasar", insistió una y otra vez, siempre calmo y sumamente cuidadoso.
Dedicó su discurso inicial a la crisis financiera y la vuelta del FMI. "Ya pasó lo más difícil", "No vamos a reducir nuestra soberanía sino nuestra nacional", fueron algunas de sus frases.
Elogió "el camino del gradualismo", tan cuestionado por estos días y llamó a construir "consensos" para una ley de tarifas, pese que ayer los senadores peronistas acusaron no haber recibido llamado alguno
"Gracias a las medidas que fuimos tomando en el diseño del programa económico y en el fortalecimiento, centralmente, de nuestro Banco Central, contamos con las herramientas para amortiguar el impacto de esa volatilidad", afirmó Peña.
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