
“Yo tengo responsabilidad, anule el dispositivo, pero no lo hice a propósito, nunca imaginé que algo así podía ocurrir”. Con esta frase, el conductor del tren que chocó en la estación Once, Marcos Antonio Córdoba, reconoció durante una pericia psicológica a las licenciadas María Dolores Carbia y Silvia Blanco, que fue el responsable de lo ocurrido aquel 22 de febrero de 2012 porque desconectó el freno de emergencia, llamado frenohombre-muerto. Córdoba admitió su accionar como una forma de probar que está arrepentido y acceder a la libertad condicional.
La causa por la tragedia de Once giró en torno de los frenos: si fallaron, la conclusión era que el tren estaba en malas condiciones y la culpa era de funcionarios y empresarios. Si los frenos funcionaban, la carga de la responsabilidad caía más en el maquinista. Las maniobras en el expediente que instruyó Claudio Bonadio fueron tan grotescas que los cinco peritos que dictaminaron que el tren frenaba fueron acusados de falso testimonio. Dos años más tarde terminaron absueltos. En cambio el único perito que dijo que los frenos fallaron, Juan Alfredo Brito, está ahora al borde del procesamiento por falso testimonio agravado.
El reconocimiento que hace Córdoba figura en dos páginas, la 39 y la 42 del escrito que presentó su abogada, Valeria Corbacho, pidiendo su libertad condicional. "Yo soy responsable de anular el dispositivo del hombre muerto. Eso no me impedía frenar el tren", dijo Córdoba en la página 39. En realidad, justamente el hombre muerto está para el caso en que haya una falla: el conductor lo tiene apretado todo el tiempo y entonces cuando lo suelta -por ejemplo si se desvanece o muere- y eso hace que el tren pare automáticamente. Al tenerlo desactivado, no hubo freno de última instancia. En la página 42, las profesionales le preguntan si es justa su detención. "No sé si es justa o no -respondió Córdoba-. Yo tengo responsabilidad. Anulé el dispositivo, pero no lo hice a propósito. Nunca imaginé que algo así podía ocurrir".
Con ambas frases, el motorman admite que desactivó el freno. El reconocimiento lo hizo para dar cuenta de que está arrepentido, necesita reconstruir su vida porque ese recuerdo lo tortura y por lo tanto considera que es imperioso que deje la cárcel. De todas formas, la abogada Corbacho solicitó que se declare la nulidad del informe por considerar que se excedieron en su contenido, pese a que la conclusión de ese estudio fue a favor del detenido.
La querella de Menghini-Rey, que siempre fue durísima y que le permitió a María Luján Rey llegar a la lista de diputados de Cambiemos, se opuso recientemente a que se conceda la prisión domiciliaria de Córdoba con una frase significativa: "siendo el único responsable del estrago" consideraron bochornoso que el conductor pase sus dias en su domicilio. El fallo de la Casación que condenó a Córdoba, los funcionarios y empresarios, está todavía pendiente de un recurso ante la Corte Suprema. Más allá de la catástrofe que significaron los 51 muertos y los centenares de heridos, la causa fue utilizada de manera feroz contra el gobierno de Cristina Kirchner, siempre con el protagonismo de la coalición política-judicial-mediática alineada con el macrismo.
El arrepentimiento de Córdoba fue detectado por uno de los abogados de las víctimas, Gregorio Dalbon,